Título: Amigo secreto
Género: Romance
Pareja: AriYama [Arioka Daiki x Yamada Ryosuke]
Fandom: Hey! Say! JUMP
Palabras: 3,460
Tipo: One-shot
Resumen: No, a él no le gusta
compartir su comida. Sí, a él le encanta robarle su comida.
Nota: Este One-shot fue hecho como regalo de cumpleaños a un amiguito fan de esta pareja hace un par de años. Ahora decido compartirlo, aunque evidentemente sigue perteneciendo a ese amiguito :’D
Nota: Este One-shot fue hecho como regalo de cumpleaños a un amiguito fan de esta pareja hace un par de años. Ahora decido compartirlo, aunque evidentemente sigue perteneciendo a ese amiguito :’D
No, a él no le gusta compartir su
comida. Sí, a él le encanta robarle su
comida.
Son pequeños detalles de los que
nadie podría darse cuenta pero, ahí están, ocasionando una sonrisa juguetona,
un puchero o quizás solo una mirada de resignación. Otras veces provocan una
risa espontánea, un golpe amistoso en el hombro o una broma en respuesta. Pero
el detalle será de importancia mientras provoque una reacción.
Es curioso pensar en lo mucho que
puede significar una acción, en buena o mala manera. ¿Quién no ha sufrido una
escena de celos de su pareja? (si es que la han tenido, claro está…) ¿Quién no
ha sonreído como bobo al notar que alguien le ha dado un regalo especial?
Definitivamente Ryosuke no esperó
ser tan afortunado con el primero de sus regalos de Navidad.
Para variar un poco y renovar los
fuertes lazos de amistad entre los integrantes de JUMP, un ingenioso Yabu
decidió organizar la dinámica del “Amigo Secreto” en la navidad de ese año.
Repartiendo los nombres cuidadosamente mediante una pequeña rifa, cada uno
compraría una serie de regalos durante dos semanas para “su amigo secreto”,
obviamente no diario; de manera aleatoria con la condición de juntar 7 regalos,
para el último entregarlo la noche de Nochebuena o en su defecto en la mañana
de Navidad, dependiendo el caso y gusto de cada uno.
Ryosuke lo tomó bien, es decir, le
había tocado Hikaru y pensó que comprarle cosas alusivas a su bajo, prendas de
ropa y unas cuantas cosas de broma estarían bien, así que no se complicó
demasiado, en una tarde fue a comprar los 7 regalos para pensar bien cómo y qué
días se los daría o haría llegar.
Decidió que el primero sería a
través de Yabu, dándole una camiseta con un diseño curioso que pensó que sería
adecuada para él. Llamó al mayor y le pidió que metiese el regalo en la mochila
de Hikaru. Yabu lo hizo encantado, le gustaba la idea de que su dinámica de
regalos tuviese efecto. Sin embargo la concentración de Yamada era tal en su
trabajo y en saber cómo iba el progreso de la entrega de su regalo, que se
sorprendió mucho al llegar a su casa y descubrir que tenía como paquete un
pequeño postre de fresas.
No es que para alguien sea misterio
que a él le gustaba esa deliciosa y roja fruta, pero si le sorprendió que fuese
el primer obsequio. De cualquier manera no quería darle tanta importancia,
llevaba buenas relaciones en su grupo y sabía que cualquiera podría ser el
autor de aquel presente, por lo que procedió a “hacerle los honores”
correspondientes al postre, preparando un café para degustarlo mejor.
Su café estaba listo. El postre ya
acomodado en un platito y el chico tenía ya el tenedor en la mano, listo para
darle el primer mordisco. Alto. Un ruido. Más bien un timbre. Alguien llegó. El
postre tendría que esperar.
Un animado Daiki entró a la
residencia como si fuera su casa tras percatarse de que la casa era abierta.
Ryosuke solo suspiró y lo dejó ser, sin embargo había olvidado su pequeño
postre. Cuando quiso llegar a ver, su amigo ya había mordido el postre y se
estaba comiendo una fresa directamente.
- ¿No hay problema o sí, Yama-chan?
Yamada odiaba que le quitaran su
comida, pero también sabía que a Daiki le gustaba hacer eso, así que solo
sonrió y junto a él se comieron lo que quedaba del postre. ¿A qué iba Daiki?
Tal vez solo a comer, porque no hizo otra cosa después, antes de irse ese día.
***
El segundo regalo que Yamada recibió
consistía en un cupón para comer dos tazones ramen en una tienda cercana a la
agencia, no es que fuera especial fan del ramen, pero tenía hambre y decidió
que no pudo haber sido una mejor oportunidad que usar su regalo. Por un momento
consideró guardar el cupón para luego ir con la persona que le obsequió tal
cupón, pero a ver que expiraban dos días después, consideró que mejor sería ir
a comer.
Mientras iba rumbo a la tienda,
recordó que debía dar su regalo a Hikaru, sin embargo pensando en que aún había
tiempo, decidió concentrarse en la comida que le esperaba. Comerse dos tazones
de ramen parecía un reto no muy difícil de cumplir.
Entró a la tienda, y aunque fue
reconocido por la chica que atendía, pareció no tener importancia, a esa tienda
iban seguido varios talentos de la empresa por la cercanía y lo cómoda que era,
por lo que se solicitaba discreción de manera implícita. La chica iba a tomar
la orden, Yamada tenía su cupón en la mano pero un sonriente Daiki entró
también al local y con mucha naturalidad se fue a sentar a la mesa de Yamada.
Sería una falta de respeto no usar
el cupón cuando evidentemente Daiki ya lo había visto.
- ¡Qué suerte! ¡Hoy invitas tú,
Yama-chan!
- Sí… Creo que sí –Sonrió Yamada,
entregó el cupón y la chica fue a corroborar su validez, regresando con dos
tazones de ramen.
Comieron aminados pero Yamada
pensaba en que no sería muy justo para su amigo secreto que dos de los siete
regalos Daiki también los disfrutara, sin embargo no podía hacer otra cosa,
Daiki estaba ahí en el momento indicado. Ryosuke, estaba tan perdido en ese
pensamiento que Daiki acabó primero con su tazón y sin pena alguna agarró un poco
de la porción del contrario. Yamada no pudo reaccionar, suspiró y se apresuró a
comer lo que le faltaba, no vaya siendo que Daiki se lo acabara. Aunque eso no
impidió que este tomara un poco cuando Yamada estaba comiendo o ligeramente
distraído.
***
Le gustaba la comida, pero pensaba
que tener tres regalos comestibles seguidos era un poco exagerado. Ryosuke
había entregado una camiseta, unas cuerdas de bajo, y un casco de broma a
Hikaru, (el cual había visto que le había divertido mucho a su amigo, cosa que
le hizo sentir realmente bien), y él llevaba recibidos: un postre (que
compartió con Daiki), un cupón de ramen (que compartió con Daiki) y ahora, unos
onigiris con forma de animales.
Tampoco pudo negarlo. Le gustó el
detalle. Un koala, un oso, un perro, un gato, un ratón, una oveja y un pato,
todos acomodados en un bento con unos cuantos vegetales. Le recordó a los
almuerzos que las mamás hacían a sus niños cuando eran pequeños, porque también
cabe resaltar que no había manera de que vendieran ese tipo de onigiris (¿O
sí?), quería pensar que “su amigo secreto” se había tomado la molestia de
hacerlo. Y realmente se había dedicado a ello.
Le provocó ternura. Le gustó y
decidió también que esta vez no podría darse el lujo de compartirlos con nadie.
Era su regalo. Además, el Koala era más grande que los demás, cosa que le hizo
pensar en que ese amigo se había tomado la molestia de hacer referencia a su
dorama de hacía unos pocos años.
Fue a buscar un lugar libre fuera de
la agencia, no es como si se estuviese
escondiendo, solo quería un buen lugar, y ese buen lugar fue un pequeño parque,
bajo un árbol, tan solitario que se escuchaba claramente su caminar y el cómo
se acomodó para comer.
Se comió primero el ratón, pues era
el más pequeño y quería dejar el Koala para el final. Después el Pato perdió su
forma en la boca de Yamada. No solo era linda la forma en que fue hecho cada
onigiri, era algo realmente delicioso. Porque tampoco sabían exactamente igual.
Yamada se sentía realmente afortunado.
- ¡Te llevo buscando cerca de media
hora! ¿Qué haces aquí, Yama-chan?
- ¿Eh? –No, no era posible, Daiki,
con su ropa amplia y casual iba aproximándose a él. ¿Acaso Daiki olía la comida
de Yamada a gran distancia? –Solo viene a comer. Pensaba regresar a la agencia
después.
- ¿Comer? ¿Qué es lo que…? –El mayor
cortó la frase, ahí estaba un gran Koala de arroz. Un gran Koala, cachetón,
bonito y con ojitos que gritaban a Daiki “¡Muérdeme ahora!”, ¿Y quién era Daiki
para no hacer caso a las instrucciones que le daba la comida? No lo pensó más y
con un rápido movimiento se hizo con la oreja del pobre Koala. – ¡Qué rico!
Yamada no pudo más que ver atónito
como su preciado Koala, el que guardaba para el final, era desorejado. Y no
tuvo más remedio que compartir el resto de sus onigiris con Daiki, con la
condición de que no volviera a quitarle un pedazo de su Koala. Odiaba que le
quitaran su comida, pero siendo Daiki no podía evitarlo.
Al final regresaron juntos a la
agencia. Lo extraño es que Daiki nunca preguntó el origen de los onigiris.
“¿Los hizo tu madre o tus hermanas?”, “¿Dónde los has comprado?”, “¿Aprendiste
a hacerlos?”, Ryosuke esperaba esas cuestiones, pero para Daiki era más
importante llegar a la agencia pues ahora resultaba que se les había hecho
tarde.
***
Cuatro. Cuatro Regalos comestibles.
Ahora era una hamburguesa. Pero no cualquier hamburguesa. Era una ENORME
hamburguesa. ¿Ya dije que se trataba de una hamburguesa?
Lo bueno del asunto es que la
recibió de un Chinen risueño, y tras aclarar 5 veces que él no era su amigo
secreto, sino solo un mediador, Ryosuke la aceptó, la tenía que comer en el
instante ¿Por Daiki y su instinto “Yamada está comiendo y es mi deber ir a
comer de su comida”? No, bueno. Tal vez. Pero era más que otra cosa, que la
hamburguesa estaba caliente y lista para ser ingerida o amenazaba con perder su
forma, su textura y parte de su sabor.
Yamada solo había dado una mordida.
Hasta cerró los ojos para degustarla más. Era jugosa, llena de sabor y la carne
estaba perfectamente bien cocida. Le encantó. Mantuvo sus ojos cerrados un
momento. Disfrutaba el momento.
Por eso no sintió como alguien le
daba una mordida a su hamburguesa por el lado contrario. De hecho se dio cuenta
porque la risa de Chinen inundó el lugar en el que estaban. Abrió los ojos y ahí
estaba un Daiki con los cachetes llenos, una sonrisa satisfactoria y una mirada
“inocente”.
- ¡Últimamente eres muy generoso con
tu comida, Yama-chan!
No había manera de negarse, otra
vez, chistando por lo bajo compartió su hamburguesa con Daiki, el cual no
dejaba de sonreír. Tal vez era cierto que la hamburguesa era deliciosa, pero
entre bromas y comentarios, Daiki realmente se la estaba pasando bien con el
contrario, tenía una sonrisa genuina y como era de esperarse, contagiosa.
Yamada no notó cuando quedaron solo él y su amigo, disfrutando de esa
hamburguesa. Chinen se había ido. (Por segundos pensó que eso estaba bien, no
quería compartir con alguien más su regalo… Pero también pensó que siendo
Chinen el mediador del regalo, no quería quitárselo a Yamada).
Daiki no sabía que Yamada estaba
compartiendo con él, los regalos de su “amigo secreto”.
***
El quinto y sexto regalos no
corrieron con mejor suerte que los
anteriores. Lo bueno fue que Daiki la pasó bien con Yamada comiéndoselos; Pizza
y una bolsa de caramelos de fresa.
Ryosuke no se podía quejar del todo,
cierto es que le hubiesen gustado algunas cosas como ropa o accesorios, quizás
hasta una simple nota, pero todo lo que había recibido había sido de su agrado.
Y aunque compartido con Arioka siempre lo había disfrutado. Además eran cosas
deliciosas y dignas de ser comidas. Tal vez todas eran compradas, pero lo
cierto es que eran de la mejor calidad (aunque aún dudaba del origen de los
onigiris, pues seguía sin encontrar dónde vendiesen un Koala tan grande).
Lo cierto es que ya solo quedaba un
regalo, y por acuerdo del grupo sería dado en una reunión grupal de Navidad,
pese a lo dicho originalmente de que cada uno podría escoger si la noche de
Nochebuena o la mañana de Navidad, concordaron que para que fuese una
revelación emocionante lo harían todos en nochebuena, antes de las cenas con
sus respectivas familias o amigos externos.
La cita era a las 8 de la noche.
Los primeros en llegar fueron Takaki
y Yabu, seguidos de Yuto, un distraído Chinen, Daiki con Hikaru e Inoo, Yamada
y al final; Keito Okamoto, el cuál alegó que encontró un poco de tráfico por su
ruta diaria, por lo que decidió tomar un atajo, sin embargo por fiestas
navideñas cerraron la calle y tuvo que esperar un rato para volver a la ruta normal.
Se respiraba la emoción. Yamada fue
el primero en dar el regalo final a Hikaru; un conjunto deportivo junto a una
tarjeta. Hikaru no mostró mucha sorpresa de saber la identidad de su amigo
secreto, pero si mucha alegría, se dieron una abrazo y continuó Hikaru.
Hikaru le dio a Chinen como regalo
final unos cuantos juegos de vídeo. Realmente Hikaru no sabía mucho de los
juegos que le podrían gustar a Chinen, pero este agradeció mucho el gesto
diciendo que prometía jugarlos todos antes de año nuevo.
Chinen otorgó a Yabu un gorro, unos
guantes y una bufanda: todo tejido a mano, tenía incluso las iniciales de Yabu,
este al verlo casi llora pensando en que su pequeño amigo se había esforzado,
tal vez no eran las mejores prendas navideñas del mundo, pero el detalle le
agradó tanto que se lo puso inmediatamente.
Yabu era el amigo secreto de Keito,
y lo que le regaló también fue un bonito detalle; un reproductor de música con
varias canciones escogidas con detenimiento para él. Keito se sintió algo
apenado pero tras el abrazo susurró en inglés y sol o para Yabu: “thank you”.
Keito le dio a Yuto un set de 5
pares de baquetas personalizadas, venía su nombre con una estilizada letra, que
de no ser por Yabu, no hubieran notado que no era una letra predeterminada, era
la caligrafía del mismo Keito.
Yuto no se quedó atrás. A él le tocó
darle un regalo a Takaki y le dios dos cajas, cada una con calzado de marca.
Tal vez no era lo más extravagante pero para Takaki fue adecuado y agradeció de
buena manera el regalo, así como los anteriores.
Ryosuke no podía esperar, entre sus
opciones de amigo secreto solo quedaban: Takaki, Inoo y Daiki.
Takaki le dio a Inoo un gato. Un
enorme gato de peluche. Algo cliché sabiendo que a Inoo le gustaban los gatos
pero al reírse y palpar el gato descubrió un par de pases para hacer unos
cuantos viajes, ya pagados. El gesto ahora le pareció más generoso.
“¡Tiene que ser Inoo!” Pensó Yamada.
Pues no. No era Inoo porque claramente escuchó como Inoo decía que su amigo
secreto era el buen Daiki.
No puso atención para nada de lo que
Inoo le dio al mencionado. No cabía en la sorpresa. Pero tenía lógica. Siempre
estuvo con él cuando degustaba sus regalos. ¿Pero por qué? Reaccionó cuando
tuvo que atender a Daiki, pues este ya había agradecido al regalo a Inoo y
había comentado que él tenía el último regalo de Ryosuke.
Un álbum de fotos y una cámara
fotográfica. “Al menos, ya no es algo comestible…”.
- ¡Siempre es bueno iniciar un nuevo
hobby!
Yamada sonrió, no podía enojarse del
todo. Así que solo agradeció de buena gana el regalo.
***
La reunión de Navidad de JUMP acabó.
Yamada se sentía algo timado. Al final había recibido un buen regalo. Pero no
le parecía justo que sí Daiki le había comprado toda esa comida… Se la hayan
comido toda estando juntos. Eran su regalo y por mucho que todos los presentes
fueran por parte de Daiki no le parecía correcto del todo.
Al final “AriYama”, eran los últimos
en irse.
- Yama-chan… -Habló el mayor
llamando su atención un momento.
- ¿Si?
- ¿Te molestaría abrir el álbum?
- ¿Qué?
- El álbum… está sellado como nuevo
pero no es nuevo. No quería que lo vieran los demás… pero quiero ver que tú lo
veas.
Yamada hizo caso, al parecer el
regalo era más que un álbum de fotografías y la cámara. Y la sorpresa fue tan
grande que casi hace gritar a Yamada. Las primera página tenía un título
“Primer regalo” y bajo este unas cuatro fotografías de un Daiki atareado
preparando un postre de fresas. El mismo postre que Yamada tuvo como primer
obsequio. Pero no solo eso, también había unas dos fotos de ellos dos comiendo
ese postre.
El segundo título, era algo similar,
ahora era Daiki quién estaba en el local de ramen, preparando los dos tazones
que les fueron servidos, y anexadas, fotos de ambos comiendo y disfrutando
juntos.
- ¿C-cómo?
- E-eso… fui a la tienda y rogué por
qué me enseñaran a hacer un ramen básico, perdona por no hacer algo mejor, y
luego le pedí al dependiente que cuando fueras me avisara para que fuese
también y nos pudieran servir los tazones…
Yamada continuó: Los onigiris los
había hecho Daiki, la hamburguesa también, la Pizza incluso. Todo lo había
hecho con mucho esmero ¿De dónde había sacado el tiempo para ello? Yamada no lo
sabía pero se sentía cada vez más agradecido. Los caramelos de fresa fueron
hechos también por Daiki, de una manera similar a las que en algunas veces
habían sido promocionados en televisión.
El álbum estaba casi a la mitad. Con
fotos de Daiki haciendo los regalos de Yamada y
posteriormente fotos de ambos riendo y compartiendo el momento. Se veían
felices, Ryosuke se sentía aún más feliz que en todas esas fotografías. Más
querido que nadie. Ese detalle de Daiki, quién nunca según él podría mover un
dedo por alguien más de esa manera, valía mucho más que cualquier otra cosa.
- Esto es demasiado…
- ¿No te gustó? –Daiki levantó su
vista visiblemente preocupado.
- No dije eso… Dai-chan…Pero esto es
más de lo que habría podido esperar.
- Es que…
- ¿Sí?
- ¡No seas tan lento! Ve a la última
página del álbum ¡Tonto!
Daiki se fue, dejó a Ryosuke solo. Y
perplejo… “Me gustas”. Era lo que decía la última página del álbum. No era una
nota, era la foto de una nota. Una nota escrita a mano por Daiki, no había
error, la caligrafía era la de Daiki, la conocía a la perfección.
***
El mayor estaba avergonzado, se
arrepentía de lo que había hecho, ¿Cómo había convertido una dinámica de
amistad en la forma de declararse a su mejor amigo? ¿Y si ahora lo odiaba o
daba asco? Más de una vez le había dicho que no era atractivo e incluso se había
alejado de él al querer hacer fanservice… Pero, quería pensar que podría haber
algo entre los dos… Pensando en que esas expresiones solo eran en broma.
La Navidad es una época feliz. ¿Por
qué arruinarla así?
***
No se sentía enamorado, tampoco
encontraba a Daiki personalmente atractivo, ni siquiera había pensado en
establecer relación alguna pero le preocupaba bastante saber a dónde había ido
el mayor. Se sentía algo culpable. ¿De verdad quería corresponder esos sentimientos?
¿Quería verlo como una broma? No encontró a Daiki esa noche. Tampoco lo vio al
día siguiente. La culpa no era culpa del todo. Ahora era ansiedad.
Clavó la vista en el álbum más de
una vez, la cámara captó cada momento en que Daiki hurtó un poco de su comida
en cada ocasión, pero también captó el momento en que los dos disfrutaban de la
compañía del otro. Del brillo de la mirada de ambos. De su naturalidad al estar
juntos. Del aura que ambos emanaban. De cómo uno al otro se complementaban.
Yamada estaba muy confundido. “Me
gustas”. Una frase había desequilibrado su mundo.
***
Pero ¿Quién diría que las palabras
salen solas, que los detalles importan, y que un pocky haría maravillas? Yamada
Ryosuke ahora lo comprobaba.
Entender que alguien te gusta no es
fácil. Menos si es un amigo que veías como tal. Pero a veces un detalle lo
cambia todo. Y el lente de una cámara capta la realidad de las cosas, dicho sea
de paso.
Tuvieron que comprar otro álbum.
Porque el regalo de Daiki se llenó muy pronto. Pero de cosas muy variadas; los
dos comiendo, los dos haciendo caras bobas, bailando e incluso cantando. Pero
de lo que se llenó más fueron de besos, en los labios, en las mejillas, la
frente o el cuello. La cámara captaba cada uno de una manera más especial y
diferente.
Por otro lado, Ryosuke seguía
odiando compartir su comida. Daiki amaba quitársela. Y al mismo tiempo los dos
sonreían como nunca al compartir un pocky de chocolate. Como novios.
Awwww este es un amor bien bonito me recuerda a mi ex pero bueno, ya me dio hambre ire a cenar xD.
ResponderEliminarAwww 💟💟💟 son tan tiernos y mas Daiki por robarle comida sigue así quiero saber mas💟👏👏
Hahahaha, si este fic da hambre xD
EliminarQue alegría que te haya gustado!
Gracias por leer y comentar!
Que bonito fue, solo tengo 2 OTP en Jump, pero esta pareja se me hizo muy linda xD
ResponderEliminarEs una pareja infravalorada(?)
EliminarA mi me encanta xD es la que les sigue a TM y KS
Gracias por leer y comentar~~!