domingo, 10 de febrero de 2019

Una velada Inolvidable II


Título: Un velada inolvidable II
Género: Romance
Pareja: MatsuTego  [Matsumoto Jun x Tegoshi Yuya]
Fandom: Arashi y NEWS
Palabras: 6,434
Tipo: One-shot
Resumen: Una velada mágica si termina con una mañana mágica.
Nota: Especie de secuela a mi one-shot posteado hace unos días, no exactamente lo que esperaban, supongo, pero igual con mucho cariño… :’D

El bar permanecía cerrado, al menos para el público en general. Ese día habían reservado el establecimiento para celebrar el regreso de cierto chico medio gritón, a quién el dueño quería como si fuese su hermano menor: Yuya Tegoshi estaba por llegar de España, ya que había hecho una cobertura especial de un partido y unas entrevistas exclusivas de algunos jugadores.

Lo maravilloso de ser comentador de fútbol, al menos para él, es que tenía la oportunidad de viajar a muchos lugares, conocer una infinidad de jugadores y sobretodo poder disfrutar de su deporte predilecto en asientos que se podrían decir “VIP”.

Yuya había estado fuera de Japón 10 día y había estado llamando prácticamente a diario a su país natal en cada momento que tenía un tiempo libre, pero lo cierto es que cuando se ha convivido con él de manera cercana es prácticamente imposible no extrañarlo, por mucho que se escuche su voz… estar cerca de él es completamente diferente.

Sobre todo para el pelinegro que había organizado la reunión en ese bar. Había extrañado como un loco al chico en cuestión, y no solo porque su compañía era muy agradable, sino porque por primera vez en su vida había sentido que “algo” le faltaba para estar bien. De haber sabido que lo iba a extrañar tanto, quizás habría rechazado el proyecto que le dieron el mismo día en que el otro se iba a sus 10 largos días de viaje y de paso, se iba con él.

El dueño del bar, Keii-chan, se había concentrado en la decoración del lugar, desde un letrero que decía “Bienvenido”, algunos globos, la variedad selecta de  los tragos y bebidos favoritos del chico que seguramente traería cierto cansancio por la diferencia horaria y el largo tramo de viaje realizado. Entre otras cosas ya habían llegado algunos invitados.

Estaban algunos miembros del equipo local de fútbol al que Tegoshi pertenecía, junto a sus respectivas novias en el caso de quiénes las tuviesen. La estilista del comentarista, que siempre hacía comentarios respecto a los muchos cuidados que este debería tener con su cabello, pero que como no los tenía, ella los tenía que hacer. Otras invitadas eran primas de Keii-chan quienes se habían declarado las primeras fans del chico.

Los invitados de parte del pelinegro organizador solo eran 3 personas, todos amigos que había hecho gracias a su programa de radio, y que tenían el privilegio de conocer también al rubio, y aunque no eran grandes amigos de este, sabían que para el pelinegro era muy importante… además de que soportarlo durante la ausencia del chico había sido un reto, por lo que en general estaban agradecidos de que ya llegase.

Jun Matsumoto por otro lado desconocía esa parte de sí mismo, su relación con el chico no llevaba más de cuatro meses, había relaciones que había tenido que habían durado hasta el triple o cuádruple  de ese tiempo y nunca había desarrollado ese vínculo tan fuerte.

Dejó todo lo que pudo preparado, y si no fuera porque Keii-chan, quién con toda la amabilidad que lo solía caracterizar, lo tomó de los hombros y lo sacó del establecimiento, habría olvidado que tenía que ir al aeropuerto.

- Vete ya, por favor.

- ¿Eh? ¡Pero aún quedan cosas por preparar! ¡Los aperitivos no están listos! ¡La estilista no deja de comerse los ingredientes!

- ¡Yo me ocupo de eso! ¡No es mi primera vez organizando fiestas! ¿Lo sabes, no?

- Este día es especial.

- Vamos, Tego-chan se va de viaje muy seguido. Solo porque es tu primera vez esperándolo no dramatices.

- Pero…

- ¡Tienes que irte!

- Pero…

- ¡Tego-chan se va a deprimir bastante si su “perfecto” novio no va a recogerlo al aeropuerto en tiempo! –Keii-chan le recriminó haciendo el ademán de comillas en el aire justo en el momento en que pronunciaba “perfecto”. En parte le alegraba que Matsumoto le dedicase tanto a su amigo, sinceramente, era la primera vez que alguien se preocupaba en serio por él, pero también le producía cierto estrés que el mencionado fuera tan perfeccionista –Tego-chan correrá a verte y eso lo hará más feliz que esta fiesta en si ¿De acuerdo?

-Uhm…

- Mira, yo me ocupo de todo lo que falte, te prometo que todo estará bien. Ahora corre a tu apartamento, cámbiate y vete por Tego-chan, su vuelo llega en una hora y media. Considerando el tráfico que hay y lo que tardes en decidir que usar para verlo, créeme que agradecerás que te esté corriendo ahora.

 - ¿Puedo confiar en ti para todo lo que falta, Koyama?

- Por supuesto. Tego-chan es tu novio desde hace 4 meses, pero recuerda que él ha sido mi amigo desde hace más de 15 años. Es importante para mí también, así que… ¡Ahora vete, Matsumoto!

Odiaba que alguien más tuviese razón, pero en esta ocasión no pudo recriminar nada, ingresó de nueva cuenta al bar para ir a por su chaqueta y sus llaves, y sin dejar pasar más de tres minutos, ya andaba camino a su apartamento.

***

La idea de esperar a su novio en el aeropuerto le parecía tan cursi. En el camino pensó en comprarle algún regalo y cuando lo estaba a punto de hacer (aparcó frente a una tienda de regalos camino al aeropuerto una vez que ya se encontraba arreglado), se sintió algo rídiculo y pensó que realmente no tendría caso, porque llevarle un ramo de flores, chocolates u incluso osos de peluche iba a resultar demasiado embarazoso.

“Quizás le compre algo… pero que él lo escoja”, se dijo a sí mismo y no perdió más tiempo en dirigir su camioneta al estacionamiento del aeropuerto y de ahí proceder a verificar la información del vuelo del menor y esperarlo en la puerta correcta.

Una voz femenina se hizo sonar en el aeropuerto, anunciando la llegada de un vuelo procedente de  España el cual efectuaría su entrada por la puerta número cuatro, por lo que Matsumoto se acomodó sus gafas oscuras (accesorio que nunca le faltaba en su vestir) y  se dirigió hacia la puerta mencionada, parándose a una distancia prudente junto a una familia que igual parecía estar esperando a alguien del mismo vuelo. Y un ancianito que se veía que se había puestos sus mejores prendas para el día.

Empezaron a circular los pasajeros del vuelo, el primero en cambiar de expresión fue el ancianito, que sonrió ampliamente al ver a un par de niños correr hacia él. Luego fue la familia, que recibió en un abrazo grupal a una chica que venía excesivamente bronceada. Jun se quedó mirando ambas situaciones y se sintió un poco desesperado: su novio no aparecía aún.

Bajaron más personas, algunas pasaban con prisa, otros traían cara de cansancio y otros más se les veían con cierto alivio de estar ya en su destino.

[Mensaje nuevo de Tesshi]
“¡Jun! ¡A qué no te lo imaginas!”

La pantalla del teléfono móvil del mayor tenía esa notificación y por un momento Jun sudó frío. ¿Y si Tesshi se había tenido que quedar más tiempo?, habían hablado hacía unas horas y entre las cosas que se dijeron no estaba aquella idea, pero no podía descartarla. Procedió a abrir el mensaje y solo optó por responderlo

[Mensaje nuevo de Jun]
“¿Dónde estás?”.

[Mensaje nuevo de Tesshi]
“En tus pensamientos nocturnos”.

[Mensaje nuevo de Jun]
“Hablo en serio”.

- Yo también –Pronunció una voz clara y suave cerca del oído del mayor. Este se dio vuelta, y ahí estaba, con su cabello rubio alborotado y sin peinar adecuadamente, como siempre, su mirada traviesa y una sonrisa muy sincera, vestía un abrigo negro que le cubría hasta poco antes de las rodillas, traía puesta una bufanda. Como siempre venía con sus características botas y pantalones vaqueros. No se veía su camiseta pero Jun apostaba a que era de color blanco ya que ese color era el que más usaba el menor.

Jun no dijo nada más y procedió a envolver al menor en sus brazos, el tacto fue respondido al momento.

-Te extrañé –Dijo el rubio, robándole el comentario a su novio antes de que este lo pudiese enunciar, pero quizás el mismo abrazo era lo que expresaba su sentir –Como un loco. Déjame verte.

Por segundos Jun no entendió lo que el otro quería decir, pero se separó ligeramente de este, aún lo abrazaba pero había una distancia considerable entre sus rostros. El más bajo procedió a remover las gafas oscuras que el otro traía aun puestas, y sonrió con mayor tranquilidad al momento en que los ojos se encontraron.

Yuya ladeó su rostro ligeramente, observando con detenimiento las facciones contrarias, desde sus ojos enmarcados por sus pestañas, que solía decir que quería contar una a una solo por tener el pretexto de no dejar de ver los ojos del contrario que siempre le habían llenado de paz y confianza. Se quedó mirando sus cejas un segundo, le encantaba molestarlo con eso, pero secretamente adoraba como la forma de estas le daban cierta madurez y atractivo al rostro del contrario, sonriendo de lado siguió examinando visualmente al mayor, sus pómulos, su orejas, el tono de su piel, su nariz (y recordó la ocasión en la que jugando la había mordido), y finalmente, sus labios. Quizás, esa parte era la que le causaba mayor obsesión. Su sonrisa se tornó ahora medio boba.

- ¿Suficiente? –Preguntó con curiosidad el mayor, quién había aprovechado para contemplar al menor también.

- Casi.

- ¿Eh?

El menor se aproximó ligeramente hacia el contrario frunciendo un poco sus labios y en ese momento el otro chico lo comprendió.

Unieron después de 10 días sus labios en un largo pero dulce beso, tan diferente al primero que compartieron, pero tan significativo como aquel, saboreando y disfrutando de la unión, la suavidad y tranquilidad que les brindaba, sobre todo al momento en que decidieron casi en automático profundizar ligeramente el contacto.

Jun tenía aún rodeado al menor, por lo que no tardó en tomar control del ritmo del beso, ahora mostraba algo de desesperación debido al tiempo que no habían tenido esa oportunidad, pero al mismo tiempo mantenía un poco la cordura recordando que estaban en un espacio público. Yuya por otra parte simplemente se dejaba llevar, respondiendo suavemente, y llegando a jalar un poco a su novio hacia sí mismo con la finalidad de hacer que ese contacto durase un poco más.

Al momento en que se separaron sonrieron para sí.

- ¿Y cómo estuvo el viaje? –Preguntó Jun cuando ya estaban recogiendo el equipaje del contrario. La respuesta a esa pregunta fue dada en lo que llegaban al auto y gran parte del trayecto. Ahí residía gran parte de la magia de su relación, que jamás se cansaban de escuchar lo que el otro quería decir.

***

- ¿Acaso creen que después de un viaje tan largo tengo ganas de estar de fiesta? –Fue lo que dijo Tegoshi una vez que llegaron al bar de Keii-chan y vio a muchos de sus conocidos ahí – ¡Vaya! ¡Ustedes sí que me conocen!

Tegoshi fue sorprendido por la reunión en su honor, al parecer, nunca había tenido algo así cuando volvía de sus viajes, por lo que estaba emocionado, y aunque si estaba cansado, había ayudado bastante que había dormido durante el vuelo.

La música se hizo presente, algunos decidieron hacer rondas de karaoke, mientras que otros disfrutaban del ambiente. Yuya exigió a su novio cantar, pero cuando vio su cara de vergüenza frente a los otros, cambió su petición a un baile privado, causando algunos chiflidos entre los invitados y nuevamente la cara de vergüenza de Jun apareció para después pasar a ser una expresión de resignación que se le grabó a Yuya en la memoria para la eternidad.

Llegó el momento en el que ya solo estaban sentados alrededor de una gran mesa, conversando y tomando, Yuya estaba sentado entre su novio y Keii-chan. La mayoría escuchaba las muchas anécdotas que el rubio contaba con ánimo y lujo de detalle. Lo emocionante de haber estado lejos y sobretodo de la experiencia de poder entrevistar a jugadores que admiraba.

- ¿Qué es lo que más extrañaste de aquí, Tego-chan? –Preguntó Keii-chan, tras un momento.

- ¿No es obvio?

Algunos presentes dirigieron la mirada a Matsumoto. Este por el contrario miraba con curiosidad al protagonista de la reunión.

- ¡La comida! –Tegoshi dijo burlonamente pero todos los presentes sabían que eso no era verdad.

- ¿Y si jugamos a algo? –Dijo una de las primas de Keii-chan.

-¿A qué? –Cuestionó uno de los amigos de Jun, nadie estaba seguro de su nombre ya que Jun solía referirse a este como “Riida”.

- “¿Verdad o reto?”

- ¿No somos todos muy grandecitos para jugar algo así? ¡Es un juego de estudiantes!

- Entonces solo confesiones. ¡Escojamos al azar a alguien y que tenga que confesarnos dos cosas! Una que sea verdad y otra que sea mentira. Y que quede en cabeza de cada quién adivinar cuál es cuál. –Explicó la otra prima de Keii-chan.

La estilista de Tegoshi en ese momento se emocionó y aceptó participar, así como gradualmente todos estaban en eso, los novios del lugar aceptaron de igual forma.

***

Las cosas que “confesaban” eran desde lo más ridículo hasta lo más increíble.

- Bien, primero… Confieso que me gusta tomar leche a media noche y… Confieso que odio que me toquen el cabello. –Dijo Jun en su turno.

Yuya se mordió el labio intentando no reír, él sabía bien cuál era mentira; pero por su posición decidió no participar en los comentarios que suponían la verdad y la mentira.

 - Yo no me creo que coma después de la cena Matsumoto-san, así que diría que esa es la mentira –Dijo uno de los compañeros de soccer de Tegoshi.

- Yo me voy más por la idea del cabello. No recuerdo haberlo tocado antes así que debe ser esa la razón –bromeó el tipo que constantemente era llamado Riida.

- Yo igual apoyo esa idea.

- La leche es lo verdadero, todo mundo lo hace.

- ¿Pero cómo no le va a gustar que alguien toque su cabello? ¡Apuesto que Tegoshi juega con su cabello todo el tiempo!

- Yo creo que juega más con otra cosa más que con su cabello –Habían perdido el hilo de la conversación, no prestaban atención a quién decía cada cosa y más aún porque Tegoshi se había empezado a reír escandalosamente.

Pronto miraron a Jun para saber la respuesta, pero este se estaba riendo también no por los comentarios, sino porque la risa del rubio le parecía en extremo contagiosa. Y continuaron de esa manera el juego, llegando tiempo después y muchas confesiones extrañas más, el turno del único rubio del lugar.

- Veamos… Confieso que soy rubio porque me encanta el olor del peróxido en mi cabeza… y ¿Qué más será? ¡Ah! ¡Confieso que no he tenido relaciones sexuales desde hace seis meses!

La cara de Jun cambió, se tensó y se avergonzó un poco, tomando la mano del menor, era consciente de que este ya había tomado bastante… y que a veces podría no ser demasiado cuidadoso con sus palabras. Todos los presentes se empezaron a reír con ganas, los miraban a ambos, y por la expresión del pelinegro  la respuesta era demasiado obvia.

- ¿Es qué estás loco? ¿A quién le va a gustar el peróxido?

- Eres tan raro, Tegoshi-san.

- ¿Así que solo tengo trabajo por un fetiche que tienes con el olor? –Cuestionó la estilista que se había atragantado con una botana al escuchar las confesiones.

- Creo que el peróxido le ha quitado algunas neuronas.

- Yo digo que le ha alterado el cerebro.

- Siempre ha sido raro, en todo caso… Desde que lo conozco pero eso…

- ¡Hey! ¡No hablen como si no estuviese aquí! –Tegoshi se quejó entre risas, realmente no estaba prestando atención exacta a lo que decían o quién lo hacía.

Continuaron con las rondas sin preguntar a Tegoshi la confirmación de su verdad y su mentira, nadie lo vio necesario, pero eso fue algo que en serio, Jun agradeció. Con el pasar de las horas, se fueron retirando los invitados, quedando solo los organizadores y el rubio. Los dos primeros estaban levantando basura y escombrando algunas cosas del local. Mientras que el otro se había quedado dormido en una de las mesas del lugar. Jun se lo iba a tener que llevar cargando.

- No me lo creo, Matsumoto.

- ¿Eh?

- Tegoshi odia con el alma el peróxido. Lo marea y le duele. Es rubio porque no quiere ser igual a los demás… Eso me lo dijo a mí desde que se retocó su cabello por primera vez.

El aludido se quedó en silencio. Tegoshi jamás debió decir nada, y seguramente no habría dicho algo si no hubiese estado en ese ambiente de fiesta y alcohol. Esa parte del juego había incomodado mucho a Jun pero se había aliviado bastante de que todos pensaran por su cuenta y que nadie se haya molestado en pedir confirmación.

- Uhm…

- ¿Por qué?

- No es algo que te incumba, Koyama –Una cosa era clara, Matsumoto iba a conversar seriamente con su novio de andar ventaneando su relación de esa manera.

***

Cuando Tegoshi despertó estaba en la cama de su novio, reconocía el lugar porque había estado ahí: la textura única de las sábanas, la comodidad de la misma cama, y sobre todo la iluminación de la habitación: más de una vez habían visto películas a altas horas de la noche ahí. Le dolía ligeramente la cabeza pero estaba muy cómodo, por lo que se quedó con sus ojos cerrados, pretendiendo dormir, acomodándose ahí, escuchando como el otro debía estar en el baño, porque escuchaba claramente el sonido del agua caer de la ducha.

- ¿Acaso pretendes estar todo el día acostado ahí, Tesshi? –Se escuchó el comentario en la voz grave del mayor, muy cerca del rostro del chico que aún permanecía en cama.

- ¿Eh? –El rubio abrió los ojos y se encontró con la mirada casi inexpresiva del mayor, su cabello estaba húmedo y parecía que recién se había puesto algo de ropa. Se incorporó y le sonrió al mayor.

- Buenos días, dormilón.

- ¿Qué hora es, Jun?

- Casi medio día, en dos minutos te tendría que haber dicho “Buenas tardes, dormilón”.

- ¿A qué hora me dormí?

- Cerca de las 4 de la mañana, pero llegamos aquí hasta casi las 5.

- Me duele mi cabeza…

- También a mí.

- En la próxima fiesta no dispongas de tanto alcohol, no me mido cuando ando cerca de ti.

- Ya me di cuenta, por eso… Dudo hacer otra fiesta.

- ¿Qué? ¡Pero si me ha gustado bastante!

- Tenemos que hablar, Tesshi.

***

Jun esperó a que él otro se bañase y cambiase mientras hacía algo de almorzar, quería algo de tiempo para pensar en cómo abordar el tema, evidentemente no quería pelear con el chico que había extrañado como loco, y no quería estropear su encuentro tras haber estado separados, pero estaba decidido a hacerlo tener un poco más de discreción con sus comentarios.

Yuya estaba hecho un manojo de nervios en la ducha, estaba ansioso y asustado, recordaba poco y nada de la fiesta, solo que la había pasado bien en compañía de su novio, por lo que no se le ocurría alguna razón por la que este estuviese molesto con él. ¿La fiesta había sido una despedida a su relación? ¿Jun habría encontrado a alguien más durante esos 10 días en los que estuvo ausente?... ¿Alguien que de verdad le atrajese?

Cuando menos se esperó en la mesa estaba un almuerzo bastante completo para dos, incluía jugo de naranja natural, cosa que le había llevado más tiempo a Jun que cualquier otra cosa de la comida, por lo que no se sorprendió cuando vio a Yuya (quien siempre se tomaba su tiempo) entrar en el comedor. Se le notaba una expresión bastante diferente a la que tenía cuando acababa de despertar, no por otra cosa, sino porque se le veía preocupado.

- Comamos primero, Tesshi –Sonrió el mayor con suavidad y fue como si fuera el comienzo del fin para Yuya, sentía que iban a terminar.

Ambos tomaron asiento en silencio. Y eso era de verdad EXTRAÑO en ellos, ya que siempre se estaban diciendo cualquier cosa. Hablaban de todo estando juntos. Quizás era la primera vez en la que estaban en silencio, un silencio muy incómodo.

Tesshi no sabía cómo afrontar la noticia que en su mente empezaba a tomar forma, no quería aceptarlo ¡Por primera vez tenía algo realmente bueno! Pero si de verdad se confirmaban sus pensamientos, estaba dispuesto a escuchar y aceptar la decisión del otro: bajo ningún motivo quería actuar egoísta, al menos por una vez en su vida. No con Jun.

Jun estaba nervioso, el silencio del otro le parecía de lo más raro, y eso lo hacía sentir una ansiedad terrible. Estaba seguro que el otro no tenía idea de lo que le quería decir, pero no podía imaginar como este iba a reaccionar en cuanto hablase.

- Acerca de lo que te dije… Tesshi.

- ¿Sí? –El momento de la verdad había llegado.

- Yo quería decirte algo de anoche.

- ¿De verdad fue la última fiesta que me vas a organizar?

- Todo depende de esta conversación, Tesshi. –Respondió con honestidad Jun, quería organizar más cosas para su persona especial, pero tenía pánico de que este soltara más intimidades andando borracho, por lo que no hacer fiestas era una opción completamente aceptable para él… pero para Tegoshi el pánico incrementó.

- ¿Y quién es? –Preguntó suavemente el rubio tras un momento.

- ¿Quién es quién? –Jun ahora estaba confundido.

- La persona que encontraste. ¿Quién te gustó Jun?

- ¿De qué rayos hablas? ¡Quién me gusta eres tú!

- No me mientas ¿Crees que no sé qué estás terminando conmigo?

- ¿Perdón? ¿¡En qué momento dije algo así?!

- ¡Justo cuando me despertaste! ¡”Tenemos que hablar” es la frase de ruptura!

- ¿De qué rayos hablas? ¡No te precipites!

- ¡Alguien te gusta de verdad! ¡Alguien con quién si tienes sexo!

- ¿¡Pero qué?! ¡Me gustas tú! ¡No inventes cosas!

- Mentiroso.

- No te miento, Tesshi. Cálmate y escúchame ¿De acuerdo? ¡No quiero terminar contigo!

- ¿Entonces de qué rayos quieres hablar?

De todos los escenarios posibles, Jun nunca pensó que las cosas tomarían ese rumbo. Ya estaban gritándose cuando ni si quiera había expuesto el problema ¿Cómo pudo Tegoshi llegar a esa conclusión? Lo ignoraba, pero sabía que no debía exaltarse o todo terminaría… muy mal.

- ¡De tu poca vergüenza!

- ¿Qué?

- No tienes tacto, nada. En serio Tesshi, y créeme que eso es un problema.

- No entiendo nada.

- Ayer en la fiesta dijiste… dijiste que… dijiste que no habías tenido sexo en seis meses.

Tegoshi entonces recordó ese momento exacto de la fiesta, se avergonzó y desvió su mirada, no estaba seguro de porqué había dicho eso exactamente pero ahora veía el problema.

- Oh…

- Mira… todos pensaron que adoras el olor del peróxido, así que realmente no hubo problema, pero en serio te pido no volver a decir algo así ¿Vale? Si tú y yo no hemos…

Tegoshi seguía sin hablar.

- Vamos a nuestro ritmo, Tesshi. –Concluyó Jun sonriendo al menor, este le devolvió la mirada pero no la sonrisa.

- ¿Y cuándo nuestro ritmo nos permitirá llegar a eso? –Cuestionó con seriedad el rubio.

- ¿Eh? No lo sé. Deberá ser en el momento exacto. Ya sabes… nuestro momento.

- ¿Lo dices en serio?

- Por supuesto. –Se sinceró Jun, no es como si nunca hubiese pensando en ese contacto con su novio ¡Claro que sí!, Yuya le parecía el ser humano más hermoso que había visto en su vida, imaginarlo bajo de él, escuchar su dulce voz en gemidos exigiendo más y poder llegar al éxtasis con él le hacía ilusión y alimentaba su necesidad… pero lo cierto es que para él, algo tan especial, con la persona que había descubierto adorar tanto… tenía que ser algo perfecto. Y lo perfecto no es momentáneo, hay que prepararlo.

- Yo creía que iba a ser ayer.

- ¿Qué?

- Pensé que tras estar 10 días separados... lo haríamos.

- Consideré mejor idea la fiesta…

- ¿Ah? ¿En serio?

- ¿Qué insinúas, Tesshi?

- Qué quizás hiciste esa fiesta para evitar acostarte conmigo.

- No digas eso.

- Es lo que pienso. Jun ¿De verdad quieres estar conmigo? ¡Si es así, vamos ahora mismo a tu habitación y pruébamelo!

- ¿Cuál es tu prisa?

- No tengo prisa.

- ¿Entonces?

Yuya meditó un segundo la situación, miró a su novio un instante y sonrió con ligereza, se apresuró a terminar su jugo de naranja, que realmente era lo único que le faltaba para dar por terminado su almuerzo.

- Creo que debo gustarte de verdad para que lo hagamos. Y evidentemente eso aún no pasa. Me voy a casa. Tengo trabajo en la noche. Te hablo después. Gracias por la fiesta.

Yuya divisó su maleta en la sala del apartamento de su novio, la tomó y se fue antes de que el otro pudiese reaccionar.

***

No hubo llamadas ni mensajes entre ellos en al menos unos cinco días, hablaban mucho más los días en que Yuya estuvo en España que en los que ya estaba en Japón. Tampoco se visitaron. Y era completamente raro porque era lo que los dos más añoraban.

Tesshi esperaba cada día a Jun tras su jornada de trabajo, al llegar a su apartamento, esperaba oír el timbre y toparse con la mirada del otro, tener la oportunidad de disculparse y volver a “su ritmo”. Quizás era lo que necesitaban era tener su primera discusión, pero le parecía rídiculo ceder. Yuya estaba convencido de tener razón: debían gustarse en serio para tener una relación un poco más íntima. Se quería convencer de que eso sería cuestión de tiempo, de que “su momento” como había dicho Jun, llegase. Pero con cada día que pasaba la idea de “su momento” era más pequeña. Y la de “no le atraigo lo suficiente como para eso”, crecía un poco más.

Jun estaba hecho un desastre emocional. Si bien podía trabajar con naturalidad y eficiencia, mentalmente estaba estresado, pensando en que si no veía a Tesshi aunque sea un poco iba a colapsar. Habían terminado esa discusión… quizás no en malos términos, pero tampoco eran buenos. Tesshi estaba molesto. Lo intuía y pese a eso tenía que admitir que el que este no lo fuese a buscar o que tampoco le llamase le causaba también molestia. Pero tenía que hacer algo para remediar la situación. A su modo.

Por ello empezó a revisar algunos de los proyectos que había gestionado y producido antes, en especial los que tenían que ver con conceptos románticos. Tenía que aclarar las cosas con Tesshi, pero mientras tanto también tenía que trabajar en aquello que quería: la velada perfecta e inolvidable con Tesshi.

***

[Mensaje nuevo de Keii-chan]
“Ustedes son un drama”.

[Mensaje nuevo de Keii-chan]
“¿Te das cuenta de que es una ridiculez lo que piensas, Tego-chan?”

[Mensaje nuevo de Keii-chan]
“Jun vino a verme”.

Y el rubio no contestó los mensajes, sino que llamó de inmediato al remitente de los mensajes. Necesitaba saber que había dicho Jun. ¿Por qué si fue a ver a Keii-chan y no a él? Resultó al final que Keii-chan había inventado lo último solo para conseguir una respuesta del rubio. Le preocupaba la situación, y era el único con el que ambos podrían hablar, porque era quién de verdad sabía el problema. O al menos sabía más que los demás.

Logró sacar algunas palabras del rubio, pero tuvo que terminar la llamada por un imprevisto en su bar y unos pedidos que había hecho, por lo que solo terminó la llamada:

- Él se muere por ti, Tego-chan. Se le nota en cómo te mira.

- Y yo por él, Keii-chan.

- ¿Entonces cuál es el problema?

- Que creo que con todo y eso, me muero  yo más por él, que él por mí.

Desgraciadamente la idea de “No le gusto lo suficiente” estaba torturando cada vez más a Tegoshi.

***

- Francamente, ustedes dos son demasiado exagerados.

- ¿Qué sabrás tú de nosotros, Koyama?

- ¿Te soy honesto?, creo que más que ustedes mismos.

- Metiche.

- ¿De verdad… él no te gusta lo suficiente como para acostarte con él? Él me dijo para ti él era tu primer relación homosexual… y creo que puedo entenderte –Koyama se arrepintió de haber hablado tan pronto la mirada de asesino en serie que puso el pelinegro, al final después de hablar con Tegoshi,  sí que Jun lo había ido a ver.

- No tienes ni idea de lo que dices.

- ¿Entonces por qué?

- No es de tu incumbencia, ya te lo había dicho, Koyama.

- Tego-chan es de mi incumbencia. Él y su felicidad. Es como si fuese mi hermano menor. Perdón si me preocupo por él… pero ya me cansé de que le hagan daño.

- No le haré daño.

- Pues…

- No es tan fácil. Yo sé que le han hecho daño y lo que menos quiero es ser uno más para él. Quiero ser el único ¿De acuerdo? Todo debe ser perfecto, en el momento adecuado.

- Uhm… En todo caso ¿A qué has venido? Dudo que a aclararme esto –Koyama aún  mantenía una actitud dudosa, pero le daba algo de calma lo serio que Jun se mostraba al respecto.

- Necesitaba saber cómo está él. Y tú eras el único que podía darme una respuesta honesta. Ahora lo sé.

- ¿Y bien?

- Llamaré a Tesshi esta noche.

Jun había revisado todos los clichés románticos que podían haber existido, el uso de rosas, velas de aroma, diferentes tipos de ropa, música, bebidas, aperitivos… También revisó incluso algunos accesorios para usar… Pero nada le convencía. Definitivamente, como el rubio le había mensajeado el día que llegó, Tesshi se encontraba en sus pensamientos nocturnos, pero ahora había invadido los matutinos y vespertinos… y demás. Tenía que estar con él de esa forma cuánto antes, comenzaba desearlo con intensidad.

Pero para eso tenía claro que tenía que hacer algo realmente bueno, no solo porque estaba en ese problema con Tesshi, sino porque de verdad le importaba hacer las cosas bien, cómo lo imaginaba y cómo debía ser, el rubio era la persona más especial es su vida, sin importar que solo llevaban poco más de 4 meses saliendo juntos. Sabía que él era de verdad el indicado.

Llegó la hora en que decidió llamar a Tesshi. Se iban a reconciliar. ¡Eso debería ser lo suficientemente especial! ¿Cierto? De todos modos el haber recibido la llamada de parte de Jun, hizo que Tesshi se sintiese un poco mejor. Acordaron entonces verse donde Jun a las ocho de la noche en punto.

***

Tegoshi iba sin mucha expectativa o idea de lo que pasaría, pero consideraba que lo mejor sería dejar que las cosas se dieran como se tuviesen que dar, no quería arriesgar lo que sentía por Jun por no saber medir sus palabras. Se iba a disculpar por lo que dijo en la fiesta, y también por su actitud egoísta pero iba a ser claro en que él no era el único que se tenía que disculpar.

Al llegar al edificio de Jun iba con la mente en blanco. Subió por el ascensor jugando con sus manos, y justo cuando estuvo frente a la puerta pudo sonreír de verdad. El haber llegado ahí le transmitía una buena sensación.

La puerta se abrió y lo primero que notó fue la clara falta de iluminación dentro de este, posterior a eso, vislumbró a su novio, vestido con tan solo una bata azul petróleo de una tela lisa y fina, claramente era un atuendo que no esperaba en lo absoluto ver en el contrario… Al menos no en ese momento.

Jun hizo pasar al menor y este pudo ver mejor el apartamento. En la sala estaba una mesa de cristal pequeña que tenía encima un par de copas de vino, junto a una botella sin abrir de esta bebida. Había un par de trozos de chocolate amargo también, cuidadosamente cortados en una cajita que se encontraba entre las dos copas. Viendo el ambiente también salía a relucir la baja iluminación que había en el lugar. No era como si hubiese velas en todos lados, pero si había una lámpara en cada esquina de la sala con la iluminación muy tenue, sobretodo la que estaba sobre el sofá que era de un tono ligeramente rojizo.

Las ventanas tenían cortinas color crema, cosa que le llamó la atención al menor porque estas normalmente eran blancas. Si todo hubiese estado cargado de pétalos de rosa y su olor habría sido la típica escena de una película romántica, pero en el lugar no había flores de ningún tipo, solo un fuerte aroma a vainilla y café.

- Llegas puntual.

- Quería verte pronto.

- Yo también a ti.

Se quedaron en silencio un momento y Jun hizo sentarse en la sala al menor, no encontraba manera de decirle que se cambiase a la bata que le había comprado a este, sabía que primero debían de hablar.

- ¿Preparaste esto por mí?

- Eh… Sí. –Respondió honestamente.

- ¿Es por lo que dije la última vez que nos vimos?

- Tesshi.

- Porque si es por eso no me importa ya.

- ¿Qué?

- Lo siento. Por lo que dije. Por lo que hice. Por cómo reaccioné.

- No necesito que te disculpes.

- Pero debo hacerlo Jun, porque me pasé, y una relación no se trata de complacer a una de las partes de esta, sino ambos. –Miró la sala del apartamento y sonrió –Estoy seguro de que en tu habitación hay más ¿No? –El pelinegro asintió –Pero ya entiendo lo que decías. Debe ser especial.

- Debe ser especial, porque tú eres especial. Lo nuestro es especial. Tesshi, me enamoré de ti en una noche, conversando, bailando y solo conociéndonos. Supe que eras único. Y no puedo hacer menos que eso. Cosas únicas para ti, porque lo vales. Y perdóname tú a mí por todo esto, eres lo mejor que me ha pasado y no quiero nada malo entre nosotros. Para mí, todo contigo tiene que ser perfecto.

- No es verdad, no tiene que ser perfecto.

- Si tiene que ser así.

- No.

- Sí.

- ¿Por qué sí?

- Mejor dicho ¿Y por qué no? –Tegoshi se quedó en silenció esperando que el otro expresara su punto –Mereces lo mejor. Lo mereces de verdad. Y yo también lo quiero así.

- No estarás haciendo esto por… no sé ¿Lástima? ¿Pena? –Inquirió Tegoshi.

- En lo absoluto. Sé que no te ha ido bien en las relaciones. Pero no tiene relevancia qué hicieron mal contigo antes. Yo solo quiero hacerlo bien ahora, no por el pasado, sino para ti y por mí. Porque ambos nos lo merecemos ¿No lo crees, Tesshi?

Tegoshi atinó solo a besar ligeramente los labios del mayor y sonrió con suavidad al separarse, cosa que sirvió para volverse a besar una vez más, pero un beso más propio de ellos, al principio suave, tierno, como si el tiempo se detuviese para grabar una perfecta imagen romántica en el álbum fotográfico de los mejores romances de la historia, sus labios se movían uno sobre el otro, con lentitud y algo de pasión que empezaba a caracterizar esos toques.

Jun fue atrayendo a su novio hacia sí, su aroma, la sensación de tenerlo tan cerca le producía placer y felicidad, solo ese instante ya era perfecto. Procedieron poco después de besarse con necesidad y dulzura a abrir la botella de vino y empezar a entrar en situación, de verdad.

- ¡Adoro este chocolate! ¡Jamás lo había probado!

- Porque ese chocolate no lo venden.

- ¿Eh?

- Yo lo hice.

- ¡Eh! ¿Cómo es posible que no me habías contado que eres bueno para hacer chocolate?

- Dijiste que no eras gran fan de los chocolates, más que el amargo. Decidí guardar el secreto para un día especial…

La conversación se cortaba a veces entre besos, el mismo vino o quizás unos roces entre los novios que ahora parecía que por los días en que no estuvieron viéndose tenían que reponerse en caricias, besos, palabras y sonrisas.

***

Yuya despertó envuelto en el aroma del café y la vainilla, estaba medianamente incómodo, la superficie era dura, pero no exactamente fría ni desconocida, movió ligeramente su cabeza en busca de poder dar con su ubicación pero tan pronto reaccionó, se empezó a reír, dicho sonido despertó al chico con quién estaba.

- Jun, amor, despierta.

- ¿Eh?

- Nos quedamos dormidos.

- Naturalmente, Tesshi… eso hacen las parejas después de… -Iba a terminar de hablar pero al observar la situación, se dio cuenta de que aún estaban en la sala, Tegoshi tenía puesta su ropa del día anterior y aunque por la posición en la que estaban podría apostar a que se durmieron abrazados… los chocolates no estaban y el vino tampoco. ¿Acaso ellos no…?

- Nos quedamos dormidos… hablando.

La cara de Jun fue de sorpresa total, incluso se palmeó la frente en signo de frustración, vio al menor que aún tenía una expresión risueña o quizás hasta burlona, se incorporó y maldijo en voz baja, Yuya lo veía con cierta diversión y se levantó también. Intercambiaron una mirada más y se empezaron a reír ambos.

- ¿Entonces no lo hicimos? ¿Verdad?

Tesshi negó con la cabeza, pero tan pronto eso sucedió, se sintió levantado por las piernas. Jun lo estaba cargando y lo dirigía directo a su habitación.

- ¡No puede ser que me distraigas tanto de mis planes, Tegoshi Yuya! –Le dijo justo antes de dejarlo en su cama y empezar a besarlo con necesidad y cierta sonrisa irónica en su rostro, en poco tiempo la ropa se encontraba en el piso, y la necesidad de estar juntos, se volvía más que un deseo, un hecho.

El sexo matutino es perfecto para empezar el día en todo caso ¿No? Total, el plan ya estaba hecho, y lo que hacía perfecto el momento es que era entre ellos dos: Tegoshi Yuya y Matsumoto Jun.

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