miércoles, 23 de octubre de 2019

Hanamuke


Título: Hanamuke
Género: Romance
Pareja: TegoMass [Masuda Takahisa x Tegoshi Yuya], KyoJe [Kyomoto Taiga x Jesse Lewis]
Fandom: NEWS & SixTONES
Palabras: 3,727
Tipo: One-shot
Resumen: Como cuando tienes que cantar como un regalo.
Nota: ¡Feliz día de anuncio de fecha de debut, SixTONES! Hago el fic como celebración a que SixTONES al fin debutan y yo los amo~, así que mezclo mis dos OTP. Puede que de ahora en adelante lo haga mucho. En fin, escogí una canción que amo de TegoMass, una con la que quería escribir un fic desde hace una eternidad y al fin me ha salido~.


Era una ceremonia demasiado discreta, había pocos invitados, probablemente no habría nadie si fuera decisión del rubio, pero el pelirrojo quería tener a alguien cerca para el gran día, de todos modos, le agradecía, estar en ese lugar era importante, y haber sido invitado por el mismo rubio le hizo mucha ilusión al chico, recordando vagamente la conversación que tuvieron por mensaje y posteriormente el encuentro que, aunque había sido breve, lo recordaría toda su vida.

Sacó el móvil, como si lo necesitara para recordar cada una de las palabras, aunque, siendo honesto, las recordaba vívidamente.

[Mensaje nuevo de Senpai]
“Hola. Tengo que verte para darte algo en persona ¿Podemos quedar para comer?”

Tecleó la respuesta tan pronto como llegó el mensaje, siempre tenía tiempo para responderle a él.
“Mucho misterio tratándose de Senpai. Claro. ¿A las 3 está bien?”

[Mensaje nuevo de Senpai]
“Por supuesto. Paso por ti después de la hora de ensayos”.

Fue solo una palabra su respuesta, pero realmente no significaba nada, el acuerdo de verse como sea, siempre le emocionaba.
“Bien”.

***

- ¡Taiga! -El jovial tono de chico mayor era notorio, siempre le sonreía al menor. Para cada encuentro que había organizado en su amistad y su relación de Senpai-Kohai se habían procurado hacer cercanos, para gusto del menor y extraña confianza del mayor -Te queda bien el rubio. -Dijo entre risas al momento en que el menor se había subido al automóvil.

-Nunca tan bien como a Tegoshi-senpai -Contestó en respuesta y de manera natural empezaban a charlar, cosas del trabajo, cosas de sí mismos o bien, del perro tan adorable que estaba jugando en el parque a lado de la calle mientras esperaban por el pase para seguir al lugar donde irían a comer.

Tan pronto llegaron al lugar, Taiga comenzó a notar cierto nerviosismo en su Senpai, cosa completamente extraña y se empezó a preocupar del motivo de ese encuentro, generalmente quien pedía quedar para salir era él mismo, así que eso le daba algo más de misterio al asunto, pues en cuanto llegaron a su mesa, Tegoshi se mostraba inquieto.

Antes de que pudiera decir algo llegó una alegre mesera quién se presentó como Kaori, y les pasó la carta del lugar, asegurando que regresaría en poco tiempo a tomar la orden, los dos rubios entonces procedieron a recorrer con la mirada hasta que algo llamase lo suficiente su atención. Silencio, pero silencio cómodo.

Kaori les tomó la orden y fue cuando Tegoshi suspiró mirando a su Kohai y al fin tomando el tono serio que lo solía caracterizar cuando algo que requería atención especial empezó a hablar.

- No tengo cómo mentirte o explicar por las ramas algo que ya sabes.

Taiga captó al instante de qué se trataba.

- ¿Qué sucedió? ¿Rompieron de nuevo? -Preguntó con poco tacto el menor, a fin de cuentas, conocía bien el historial de la pareja de su Senpai, más de una vez había dado más de un consejo que según había notado con el tiempo, había funcionado.

- Oye, dame un poco de crédito -Se empezaba a quejar el mayor, pero luego soltó una risa discreta de sí mismo -No es nada malo esta vez.

- ¿Entonces?

- Es que me casaré con él.

- ¿Eh?

- Así como lo oyes, voy a sentar cabeza con él. Suficiente drama de noviazgo, estoy listo para el drama de la vida de casado -El mayor de los dos sonrió, aunque la chispa de pena se notaba en su cara. Haber dicho todo eso de esa manera le resultaba embarazoso.

- ¿Felicidades?

- ¿En tono de pregunta? -Levantó una ceja con un aire medio burlón, pero mantenía su sonrisa apenada.

- No, ¡Felicidades! Siempre le he dicho, Masuda-senpai y usted son una pareja que está hecha para estar juntos siempre.

- Vaya, que bonitas palabras. Me das más crédito del que merezco ahora. Espero que sea así… Ya sabes, Massu y yo somos un mundo diferente cada uno, él es como un sol, brillante, positivo, resplandeciente, atrayente y yo soy como… -Tegoshi empezaba a hablar atropelladamente como era su costumbre cuando hablaba de su novio, (ahora prometido), era la razón por la que Taiga estaba seguro de que era la opción correcta para su senpai, pero tenía que detener a este en su platica o si no se quedaría callado escuchando el monólogo de por qué Masuda Takahisa es el hombre perfecto para Tegoshi Yuya…

- Senpai…

- ¡Lo que me lleva a esto! -Sin pena ya en su sonrisa, aunque si contrariado de ser interrumpido, sacó de su chaqueta una tarjeta envuelta en un plástico transparente, venía atada con un listón fino color rosa pastel con degradado a dorado, se la entregó al menor.

- Sería muy feliz si pudieras venir a la boda, Taiga. -Tegoshi se sinceró, con una expresión que, si bien no era una sonrisa, era muchísimo más sincero que aquella típica mueca de un rostro, Taiga supo que no había manera en que se negase a ir. Y tampoco es como si no quisiera. -Eres literalmente uno de mis 3 invitados, todos los demás serán de Massu. Quiero que estés ahí.

La comida transcurrió y Taiga aseguró que iría, aún si eso implicase faltar a una actividad de SixTONES, aunque realmente eso no era necesario y Tegoshi le sugirió que pidiera el libre ese día desde ese instante para asegurar que nada se atravesase. A su manera Tegoshi demostraba como ese chico que tenía frente se había convertido en uno de sus mejores amigos.

- Por cierto -Dijo Tegoshi al dejar a su acompañante frente a su casa -La invitación trae dos boletos, lleva a quién sea que quieras… aunque, tengo un mensaje de mi prometido -Tegoshi levantó los dedos en el aire haciendo unas cómicas comillas que encerraron sus palabras – Quiero escuchar “Hanamuke” en la boda.

***

Taiga recordó esas palabras, y el pánico que le dieron en ese momento, Tegoshi sabía que hacía al decir esas palabras, pero consideró prudente hacerlo porque… el también quería esa canción en su boda.

¿Qué significaba?

Pues que Tegoshi Yuya no era el único rubio vuelto loco en drama continuo con un pelirrojo.

***

El baile era un fuerte de su grupo, habían pasado años siendo bailarines de todos los grupos de la empresa como para bailar mal, por lo cual, sus ensayos no eran realmente largos, más que nada recibían la nueva coreografía la ensayaban un par de días y pasaba a ser parte de su repertorio. Si bien ensayaban los suficiente, no era un reto tan grande, cuando solo tenían ensayo de baile, salían, relativamente temprano.

SixTONES tenían esa ventaja, pero por lo mismo, era difícil quedar con alguien sin que los demás se terminaran por enterar, Taiga tuvo que ser extremadamente cuidadoso de que nadie lo viese. Nadie quería más dramas en el grupo.

Drama era la palabra correcta. Los altibajos de la relación de Taiga con “ese pelirrojo” eran motivo de desconcentración para el grupo entero. Sus motivos de drama eran variados, desde una mala mirada, una contestación rara, algún comentario hacia la “apariencia femenina” de Taiga, un chiste mal entendido… desde cosas banales hasta cosas más serias como los celos. Alguna vez llegaron a dividir al grupo entre las opiniones de quién tenía razón.

Juri llegó a sugerir que si no sabían tener una relación causarían la desintegración del grupo. Y eso asustó tanto a los dos que jamás volvieron a hablar de ello con el grupo, por lo cual Taiga se lo estaba pensando demasiado, pero si su senpai se lo había pedido… no tenía opción.

Taiga esperaba que todos se fueran para hablar con Jesse, ese “pelirrojo” que tenía fama de bobo. No solo tenía la fama, si lo era, pero antes de que pudiera darse cuenta, este había sido el segundo en salir de la sala. Taiga se convirtió entonces en el tercero. Y le tocó ver algo que no esperaba en lo absoluto.

- Toma. De verdad, me gustaría que fueras -Una voz profunda se pronunciaba, con tranquilidad, la reconocía al instante.

- Senpai ¿En serio me está invitando?

- Por supuesto, es una fecha importante y necesito que estén personas igual de importantes.

- No sabía que yo era…

- Me ayudaste esa ocasión.

- No fue mucho, solo dije un par de cosas que…

- Sí, yo sé, un par de cosas, pero ese par de cosas fueron lo que salvó mi relación con Yuya, Jesse. Por eso te quiero ahí. Porque por ti pude solucionar todo con ese chico de cabeza hueca y por fin estamos siendo sinceros.

- Senpai…

- Y sabes. Quiero un regalo.

- ¿Cuál?

- Quiero escuchar “Hanamuke” en mi boda.

- ¿Eh?

- Asegúrate de que ese sea tu regalo para mí. ¿De acuerdo?

- ¿Me está pidiendo que me encargue del sonido de su boda…? -Preguntó ligeramente confundido el chico y el mayor solo se palmeó un poco la cabeza y se empezó a reír discretamente.

- Me doy cuenta de que no soy el único bobo aquí.

Masuda se despidió, y Taiga, quién había espiado toda esa conversación, pudo ver en manos de Jesse una tarjeta idéntica a la que él tenía que le había dado Tegoshi. Jesse había sido invitado a la misma boda que él.

Y el mensaje era aún más claro. Tendrían que hablar.

***

Encontrar momento para hacerlo fue una travesía y la boda se acercaba, poco a poco la noticia se había corrido entre los integrantes de los diferentes grupos, varios habían sido invitados, pero todos iban con la leyenda de “invitados de Masuda”, Taiga se consideraba algo especial porque el era de los pocos que habían sido invitados por Tegoshi.

Faltaban pocos días para el gran día, y fue cuando fue el pelirrojo quién decidió hablar con Taiga.

- Taiga, tenemos que hablar.

- Lo sé.

- Terminamos yo lo sé. Pero tengo que pedirte que me acompañes a algo.

- ¿Eh?

- Mira, yo sé que soy el único de este grupo que fue invitado, así que podría llevar a quién yo quisiera, pero te he escogido a ti.

- ¿Eh?

- Y yo soy el lento.

- Te estoy invitando a ser mi acompañante para la boda de Tegoshi y Masuda-senpai.

- ¿Por qué yo? -Quiso saber, dentro de todo el drama de su relación, Taiga no podía negar que, si siempre regresaba con él, era porque a fin de cuentas estaba perdidamente enamorado de él.

- Porque nadie puede reemplazarte. Y quiero cantar contigo ese día.

- ¿Quieres cantar en una boda de dos de los mejores cantantes que hemos conocido?

- Si, y contigo.

Taiga sabía bien que no era la razón que quería oír, pero gracias a eso, podría cumplir con ir a esa boda, con la persona que más quería, aun si no fuera en el plan que hubiese querido en ese momento, por lo que solo asintió en respuesta, con una ligera curvatura en sus labios que escondieron lo mejor posible sus emociones del momento.

***

La boda transcurría con normalidad, pocas personas de la empresa habían ido, la pareja estaba radiante, la ceremonia había sido sencilla y la fiesta no parecía exactamente de una boda, pero lo era a fin de cuentas, en su mesa, Taiga y Jesse había compartido con otros talentos de su empresa, pero no había pasado de una plática amistosa, todos asumían que el invitado había sido Taiga por parte de Tegoshi y el acompañante era Jesse, y este no se molestó en decir lo contrario. No tenía mucho caso y lo importante era la feliz pareja.

Vino el discurso por parte Koyama, el líder de NEWS, no es de extrañar que ya estaba llorando al momento de empezar a hablar, y de lo feliz que estaba, Tegoshi se reía un poco de su líder, pero agradecía con la mirada. Luego palabras de los padres de los novios, posteriormente, de Kato, también miembro de NEWS, que hizo gala de su gran léxico para decir en resumen “me alegro mucho por ustedes dos”.
Taiga estaba que se lo comían los nervios, había ensayado la canción con Jesse un par de días antes en el karaoke, y lo que ahí había pasado no le gustaba ni pisca.

Musical y técnicamente, no había problemas en la canción, el ensayo fue perfecto, un par de veces fueron necesarias, no es como si fuese la primera vez que cantaban juntos, pero si era la primera vez que la cantaban desde que habían roto. Y era algo cruel sentir la falta de sentimientos en esta.

La canción trata de una boda, de una dulce pareja que logró encontrar el amor eterno y la felicidad, pero no es la felicidad de quién canta, sino de una pareja externa, alguien que no pudo conseguir el amor de esa persona y ahora ve como esta se casa con otra… Y no queda otra más que desear su felicidad.

La falta de contacto visual, sentimiento y armonía que tanto había trabajado con Jesse en otras canciones se sentía demasiado en esta canción y fuera de que le preocupaba no alcanzar la expectativa con su senpai, en este “regalo”, es que le preocupaba el grado al que había llegado con Jesse.

***

¿Cuál era todo el drama de que había escapado?

Él y Jesse se entendieron desde jóvenes, se acompañaron en varias cosas, se confiaban muchas más, y al ser adolescentes pasando tanto tiempo juntos, no fue de extrañar que en alguna ocasión llegaron a más de un abrazo.

El primer beso fue una revolución, una avalancha que siendo honestos no sea detenido hasta el momento para ambos, fue una revelación también. Y el estar influenciados por ese entonces por una reconciliación de Tegoshi con su pareja, decidieron intentarlo.

Pero eran muy inexpertos, muy jóvenes y muy ignorantes para saber lo que el amor era.

El miedo de decirlo a los mayores (sus padres, amigos cercanos), de enfrentar el río de sensaciones que solo estar cerca uno del otro causaba, el vértigo que causa el primer amor, así como la presión de la escuela, el trabajo y la familia en ámbitos que una persona normal se desempeña…

Colapsaron en celos. Colapsaron en inseguridades.

“Me gustas porque pareces una chica”. Le rompió el esquema una vez a Taiga y lo hizo odiar al pelirrojo con tantas ganas que pensó que su odio quemó todo su “amor” por él.

“Eres demasiado estúpido como para salir conmigo”, fueron palabras hirientes que Taiga dijo en otra ocasión después de una broma tonta de Jesse después de un estresante día para Taiga, y naturalmente las cosas no salieron bien.

Jesse le pertenecía a Taiga, y Taiga a Jesse, pero los dos eran demasiado inmaduros para admitirlo y una boda, era literalmente el peor escenario para ambos.

***

- Es hora.

- Sí.

- ¿Nervioso?

- Algo. Solo vamos a cantar para nuestros máximos ejemplos a seguir.

- Cierto. Pero es su regalo… Taiga, hagámoslo bien. -Conversaron justo antes de subir a la pequeña tarima que había como pequeño escenario donde antes habían dado lugar discursos a la pareja. Jesse le dedicó una sincera mirada a Taiga y este asintió. Era a fin de cuentas una interpretación, una especie de actuación. Se pararía a cantar, a fingir esas emociones. No era mal actor, y Jesse tampoco, podrían hacerlo.

Y la canción comenzó, el sonido de las campanillas, un instrumental extra y empezó la letra, “te deseo la felicidad eterna”, salió de labios de ambos, mirándose a los ojos, con ternura y devoción, como si fuese un discurso del uno al otro. Era un día especial como decía la canción.

“Una canción de despedida para ti”, se escuchó una perfecta armonía, madura y realizada, pero al mismo tiempo tan dolorosa, tal como la canción exigía, la entonaron con dedicación y la música inundó el lugar, los novios se miraron entre sí sonriendo, pero no solo entre sí, sino para los intérpretes también.

Empezó Jesse, la canción había tomado un rumbo más dulce y maduro al mismo tiempo, procuraba cerrar sus ojos para poder dejar que su voz hiciera el trabajo de expresar sus sentimientos, “me siento un poco solo”, cantó ladeando su rostro y por el rabillo del ojo miró a su compañero de canto quién esperaba su turno en los siguientes versos, y este comenzó, mirando hacia la pareja, “la luz del futuro guió tu camino”, dijo señalando el rubio a la pareja y posteriormente encontró su mirada con el chico pelirrojo a su lado para lograr la armonía del siguiente verso.

Y cómo dolió. El coro era en dueto, pero a una sola voz, tenían que lograr un equilibrio perfecto para no desentonar el sentimiento de la canción.

Las palabras salían de sus bocas, era cierto, ese día era un día feliz, pero no se sentían así, la canción los estaba llevando poco a poco a un camino algo pesado para ambos, pero no podían demostrarlo. Y nuevamente Jesse continuó “Estoy un poco celoso, has encontrado a la persona perfecta”, y a Jesse le pesó, no porque sintiera celos de alguno de los novios, sino sentía celos de que ellos si se habían encontrado y sobrepasado sus dramas, y él… pese a que estaba tan cerca de su persona amada, no podía decirle nada.

¿De verdad se puede vencer cualquier problema si están juntos? Taiga miró con duda al pelirrojo al momento de cantar ese verso, sus senpai eran prueba de que sí, ¿Era acaso su juventud la que les impedía llegar a eso? Taiga y Jesse tenían la edad en la que sus senpai, en su momento vivieron sus dramas más intensos. ¿Era obligatorio pasar por eso?

Eran buenos amigos, pero no podían soportar lo que cantaban, el coro era cruel, porque deseaban estar juntos, ser felices juntos. ¿Y qué pasa si Taiga encuentra quién lo comprenda como Tegoshi encontró a Masuda? ¿Y qué pasa si Jesse encuentra quién se ría de las bromas tontas de Jesse, así como Masuda encontró a Tegoshi?

Y si para eso ¿Se debían decir adiós?

Se miraron, aunque no les tocaba cantar juntos, era el puente de la canción y sus voces se estaban quebrando, “Quiero amar a alguien como lo haces tú”, se dijeron a los ojos, con dolor y amor, y se dieron cuenta de la razón por la que les pidieron cantar juntos.

Hanamuke es una canción de despedida y resignación de alguien que deja ir a su amor, prometiéndose ser feliz.

Y es que sus senpai lo habían logrado, se habían logrado prometer ser felices… juntos. Diciéndole adiós a sus versiones adolescentes. A sus versiones inmaduras. Tegoshi se despidió de su yo enamorado del Masuda que lo perseguía día y noche, y se enamoró del que lo cuidaba y le hacía frente. Masuda dejó atrás al niño mimado y egoísta, y aprendió a amar a ese chico tan frágil pero tan intenso.

Ese era el mensaje de Tegoshi y Masuda para los dos intérpretes.

Taiga empezaba a llorar al final de la canción, y Jesse no tardó en rodearle con sus brazos, invitándolo a terminar juntos la canción, mirándose, sonriéndose, ¿era “Resignación”?

“Sé más feliz que nadie en este mundo por favor, juntos”. Cantaron cuando la canción iba a finalizar, y sonrieron a la pareja de casados y luego, a sí mismos.

KyoJe había terminado. Por las buenas.

***

Recibieron la ovación de aplausos, a fin de cuentas, sus habilidades musicales eran bastante bien reconocidas, se hicieron una reverencia uno al otro, Taiga conteniendo sus lágrimas que habían empezado a salir de antes, y Jesse sonriendo francamente, bajaron de la tarima y pasaron a felicitar a la pareja de manera personal.

- Taiga, ahora ¿Estás bien? -Preguntó Tegoshi cuando estos se abrazaron en esa felicitación.

- Si… Gracias, senpai.

- No te niegues la felicidad, Taiga, eres mucho más maduro que yo. -Dijo en un susurro el rubio mayor.

Taiga asintió mientras que escuchaba que Jesse también recibía un consejo de la pareja, se adelantó a su mesa y pensó que ahora que había cumplido, podía irse, sin despedirse ni nada, de hecho, se había despedido en el escenario. Era hora de pasar página. No hay mejor punto de partida.

***

- Creo, Jesse, que la princesa está yéndose porque ha entendido todo mal. -Dijo Masuda medio en broma, cuando veían como “la princesa” mencionada, estaba desapareciendo por la puerta de entrada.

- Corre ahora, Jesse, ese niño es peor que yo… -Comenzó a decir Tegoshi, pero antes de que alguien más dijera algo por contradecirlo, Jesse hizo caso. No podía ser un idiota como siempre. Era real lo suyo con Taiga o al menos eso quería creer y hacer en dado caso de que no fuera realidad, hacerlo así y si les quedaban mil dramas por vivir, no podía estar más ansioso por pasar cada uno; juntos.

El chico a grandes zancadas persiguió al que se había ido, la pareja de novios se quedó en su boda, su parte estaba hecha, ahora tocaba a los jóvenes dejar sus problemas atrás y madurar o simplemente, ponerse un punto final.

- ¡Taiga! ¡Taiga! ¡Taiga!

- ¿Eh? ¿Pero qué? -Taiga volteó extrañado de escuchar su nombre en esa voz en particular, pero no hubo tiempo de reaccionar, porque los labios que más de una vez había probado antes, que más de una vez lo hicieron fantasear y perderse estaban sobre los propios.

- No es una despedida de nosotros, es una despedida al drama ¿sí? -Dijo Jesse, probablemente lo más inteligente que en su vida había podido pronunciar. -No quiero pensar en que te estoy perdiendo, no quiero más cosas innecesarias, no quiero pensar que el ser humano más hermoso del mundo fue mío y lo dejé ir, Taiga, tenemos que ser nosotros mismos, tenemos que…

- Eres asquerosamente cursi, idiota. -Dijo Taiga en tono de broma, pero esta vez el besó al pelirrojo -Cállate. Y solo… no me vuelvas a hacer llorar al cantar.

Jesse asintió. Asintió mil veces, y se lo llevó. Porque le costaría complacer al rubio, pero estaba dispuesto a eso, y Taiga supo que sí, KyoJe había terminado, esa estúpida fase de cosas raras se había esfumado, eran solo Taiga y Jesse, un par de bobos que lo iban a intentar, pero de verdad.



jueves, 14 de febrero de 2019

Estrella


Título: Estrella
Género: Romance
Pareja: TegoMass [Masuda Takahisa x Tegoshi Yuya]
Fandom: NEWS
Palabras: 2,049
Tipo: One-shot
Resumen: Aquella estrella tan resplandeciente ¿La que quiero ser?
Nota: ¡Feliz día de San Valentín a todas!



- Massu… ¿El cielo que vemos nosotros justo ahora mismo es el mismo que se ve en todo el mundo? –Un chico con dudoso gusto para vestir, con un cabello que parece desconocer la función del peine y el cepillo, preguntó a su acompañante, otro más con algunas fallas en su vestimenta pero evidentemente menos graves que el que enunció la pregunta.

- No seas tonto. Claro que no es exactamente el mismo.

- ¿Ahora alguien estará viendo un cielo diferente?

- No diferente del todo, pero no ven lo mismo que nosotros.

- ¿Qué ves tú?

- Un montón de estrellas en desorden.

- ¿Y te gustan?

- Mucho… Me gustan las cosas que brillan.

- Algún día seré una estrella que brille mucho.

- ¿Tú? ¿Y para qué quieres ser una estrella algún día?

- Para gustarte mucho –Sonrió con sinceridad el chico que había preguntado al otro, tenían 16 y 17 años correspondientemente. Ya eran más que niños, pero estaban muy lejos aún de ser adultos.

***

Los dos chicos se conocieron en una academia de baile. Uno había entrado porque quería tener mayor oportunidad al momento de presentarse y aprobar la audición de una empresa de talentos, y el otro porque quería simplemente una actividad física que no le ensuciase considerablemente, había practicado desde su tierna infancia la natación y quería algo distinto.

Yuya Tegoshi era un energético chico de ojos avellana, inusualmente grandes para ser japonés, era muy expresivo y ruidoso, no era muy bueno para seguir el paso de alguien pero tenía un estilo particular que podía llamar la atención fácilmente. Yuya no era muy alto, ni mucho menos el más apuesto, pero algo si tenía: mucho carisma.

Takahisa Masuda por otra parte era un chico ligeramente más alto que el promedio de su edad, sus ojos eran más pequeños que los del contrario y tenía un sentido único del baile, proponiendo (a su corta edad) algunos pasos para la clase entera, sorprendiendo a su instructora más de una vez. Su gran punto  favor era lo creativo que podía ser.

De haberse encontrado en la escuela o cualquier otro lado, jamás se habrían hablado, pero siendo que eran solo 5 chicos en la clase de baile (de 20 integrantes), se llevaron bien de manera instantánea, porque además, eran los más cercanos en edad. Yuya era expresivo y muy alegre, a veces distraído, Takahisa era más reservado, pero bromista con su amigo de la clase de baile y sobre todo muy protector al mismo tiempo.

***

Yuya no consiguió entrar en la empresa de talentos, aunque lo intentó tres veces, y al notar su notoria tristeza por eso, Masuda no dudó en invitarlo al viaje familiar que cada año organizaba su familia.

Fueron a una pequeña casa que tenía la familia Masuda cerca de la montaña, pasaron noches de acampada y ahí, aunque inició siendo un chico bastante desanimado por no conseguir lo que había deseado, terminó por adorar el paseo con su amigo y su familia.

La madre de Masuda lo trató como si fuese su hijo también, el padre de este se llevó a los chicos a una excursión para encontrar algunos animales (el pobre señor nunca esperó que ambos resultaran tenerle pánico a los insectos y algunos reptiles), y la hermana de Masuda no se cansaba de decir que Yuya era un chico agradable, tanto que hasta más de una vez hacía sus tareas por él (lavar los trastes, tender las camas, hacer los bocadillos para la tarde, entre otras cosas).

- Tegoshi ¿Estás bien? –Dijo Masuda cuando faltaban unos días para regresar a Tokio, el viaje familiar casi culminaba.

- ¿Eh?

- Digo, lo de la empresa… la academia de baile…

- Oh. –Yuya hizo una pausa, la verdad es que desde el primer día ya no había pensado en aquel tema –Creo que estoy bien,  Massu.

- ¿Seguro?

 - Sí.

- Pero era tu sueño. Querías ser una estrella y brillar –Dijo Masuda medio en broma, pero mirando al menor con seriedad.

- Aún quiero ser una estrella.

- ¿Lo vas a intentar de nuevo?

Yuya negó suavemente, pero sonreía sincero. Masuda lo sabía ya, el menor ya tenía un plan de qué hacer. Y para su sorpresa, su amigo afirmó rotundamente que no dejaría las clases de baile “No seas tonto, Massu ¿Dónde te podría ver si no son en esas clases?”.

***

Tres años más pasaron. Cada uno debía elegir sus carreras, primero Masuda, por ser mayor, él quería inclinarse por alguna especialidad artística o deportiva. Tegoshi le aconsejaba que escogiera el ramo que más le apasionase. Fue mucha sorpresa saber que Yuya estaba seriamente interesado en la psicología, y cuando menos lo esperaron, ambos ya estaban yendo a la universidad.

Tegoshi, sin embargo, se seguía uniendo en cada oportunidad que tenía al viaje familiar del otro. Hubo un año en que incluso tuvo que tramitar su pasaporte y su visa para poder ir con la familia a su viaje. Pero los Masuda no tenían problema, y Yuya tampoco.

Dejaron eventualmente la academia de baile. Ya eran los mayores ahí, y realmente tampoco ya tenían tiempo. Sin embargo, cuando lo hicieron, su instructora les pasó un par de volantes que les llamaron la atención.

“Grupo de baile profesional”, es lo que decía el volante, y ambos se miraron uno al otro. La instructora los había recomendado y les sugería que fuesen, si bien, su academia de baile no tenía renombre ni reconocimiento internacional, si les podía dar cartas de recomendación a nombre suyo, como bailarina profesional.

***

Al principio fueron a ese grupo de baile solo por el compromiso de su instructora, cada uno tenía clara su carrera universitaria, pero tan pronto entraron, descubrieron que lo que habían aprendido a lo largo del tiempo, realmente les ayudaba, y al haber practicado por tanto tiempo juntos, tenían muy dominado el baile en sincronía, en espejo y por supuesto de pareja.

Fueron la sensación tan pronto presentaron su audición, y de alguna extraña manera, los integraron de inmediato a la siguiente presentación. Yuya era el más gustoso de los dos, porque al parecer podría empezar a trabajar nuevamente en eso de ser una estrella. Massu no perseguía ese sueño, pero tampoco le desagradaba en lo absoluto ayudar a su amigo a hacer realidad su sueño.

Su primera presentación les dio un baile en espejo. Y la segunda un solo a cada uno. Para la tercera lograron liderar dos de las diez piezas presentadas, y cuando menos lo esperaban ya estaban siendo parte de las caras principales del grupo de baile.

Tuvieron que aprender mucho más, algunos de sus compañeros habían estudiado danza, o cosas relacionadas con la expresión corporal, ellos con sus carreras no podían aportar mucho al grupo, pero de algo estaban seguros, no lo iban a dejar en ese momento bajo ninguna circunstancia.

***

- ¡Tenemos una presentación importante!

- ¡Es tradición familiar!

- ¡Ya es mi trabajo, no es que no quiera ir con ustedes!

- ¡Jamás habías cancelado esto, Takahisa! ¡Estoy muy decepcionada de ti!

- ¿Qué? ¡Madre, es solo un viaje!

- ¡Es nuestro viaje!

- Lo sé, pero es mi trabajo… Mío y de Tegoshi. Los dos vamos a protagonizar 4 de los 6 bailes de esta ocasión.

- ¿Y cuándo piensas conseguir un empleo de verdad?

- ¿Qué?

- ¡Vamos! ¡No vas a ser bailarín toda tu vida, Takahisa! ¡Ni siquiera estudiaste eso! ¡Dejaste la carrera de diseño de moda para bailar!

- ¡Pensé que me apoyaban!

- ¡Solo porque estabas ayudando a Yuya!

La madre de Takahisa, y en general su familia habían tomado una postura algo extraña, si bien cuando este les comentó que empezaría a bailar de manera profesional pensaron que era una broma, tras todo el tiempo que ya había dedicado a eso y sobretodo con su amistad con el chico que conoció años atrás en la academia, creían ahora que su hijo había perdido el camino.

- ¿No crees que este es el sueño de Yuya? ¿No crees que solo estás con él por verlo cumplir algo que él quiere pero tú no?

Takahisa se quedó mudo un momento. Pero al final decidió algo esa noche: era tiempo de dejar la casa de sus padres.

***

En cuanto Tegoshi supo de la situación fue a hablar con los padres de su amigo, pero lo cierto es que ellos se habían dicho todo. No estaban enojados con Yuya o con el propio Takahisa, simplemente consideraban que la situación iba a tener consecuencias difíciles de solucionar.

Tegoshi apreciaba mucho a la familia Masuda, pero se sintió traicionado al saber eso… de verdad pensaba en que ellos más que nadie los iban a apoyar.

- ¡Vivamos juntos, Massu!

- ¿Qué?

- Nuestras salas de ensayos me quedan muy lejos de casa, y tú necesitas un hogar.

- ¿Qué dices?

- Podríamos vivir juntos. Buscamos un apartamento cerca de nuestras salas de ensayos, a nuestros gustos y maneras, sin reglas de tus o mis padres.

- Tus padres no nos dicen nada.

- Porque ellos saben que debo ser una estrella. Y ahora están convencidos de que tú también.

Masuda estaba aterrado de vivir con su amigo, pero al mismo tiempo aliviado. No quería compartir piso con un extraño, y mucho menos vivir solo, así que vivir con su amigo y compañero de baile sería lo más idóneo para él. Consiguieron un apartamento pequeño, tres habitaciones, cocina integral y baño: eso era todo lo que necesitaban.

***

¿Qué si les costó trabajo? Puede que no tanto como alguien más lo podría imaginar. ¿Sus familias los apoyaron? A final de cuentas poco a poco y a su manera. ¿Qué si ganaron fama? A paso lento pero seguro.

Sus nombres se hicieron conocidos. Un estilo único. Ropa llamativa. Movimientos sensuales, rítmicos, curiosos. Coreografías sorprendentes. El dúo era conocido en el medio artístico poco a poco. Llegaron a ser bailarines de un par de cantantes en sus giras. Aún pertenecían al grupo de baile profesional, pero sus trabajos en solitario eran muchísimo mayores.

Llegaron a viajar al extranjero, presentándose tal vez solo en pequeños escenarios o incluso pequeños teatros. No eran ni remotamente los número uno en el mundo, pero si eran nombres conocidos.

Se fueron creando de imagen y personalidad. Y cuando eso ocurrió… Desaparecieron del medio.

Algunos empezaron a decir que los dos bailarines tan únicos habían muerto en un accidente. Otros se atrevían a decir que habían huido a un lugar donde se pudiesen unir legalmente en matrimonio (muchos medios apuntaban a la supuesta homosexualidad del dúo), algunos más decían que ahora solo eran productores bajo seudónimos.

¿Qué les pasó a Tegoshi y a Masuda?

***

- Así que así luce el cielo aquí... –Susurró Tegoshi, miraban el cielo nocturno desde una cabaña rodeada de nieve. Debía ser algún pueblito perdido de Canadá. Ninguno de los dos había prestado atención al letrero de bienvenida. Hacía más frío que en Japón, por lo que se mantenían dentro de la cabaña, a lado de una chimenea, cubiertos por una manta sobre los hombros.

- No se parece a Japón.

- No. Se ve más amplio aquí.

- Las estrellas son las mismas. Pero se siente como si se hubiesen movido o cambiado ¿No?

- ¿Te siguen gustando las estrellas?

- Por supuesto.

- ¿Y yo?

- Eres mi estrella favorita.

Tegoshi se acurrucó ahora en los brazos de Masuda. La estrella que quiso ser no era exactamente una que resplandeciese desde un escenario, o la que miles de personas viesen, simplemente quería ser una estrella ante los ojos de Masuda, cuando este le dijo esas palabras, después de su actuación en Roma, la sexta presentación en el extranjero que habían conseguido, Yuya decidió dejar el baile profesional.

No es como si se hubiesen enamorado siendo niños en una academia de baile nada más al verse, más bien eran chicos que se habían vuelto amigos poco a poco, volviéndose sí, una estrella resplandeciente en la vida del otro, por lo que retomando la vieja tradición de la familia Masuda viajaban de un lugar a otro, viendo las estrellas del cielo… Y la estrella que tenían a lado. Tan cerca, tan brillante, tan pura y sobretodo, la que los hacía sentirse realmente observados, y amados.