sábado, 1 de diciembre de 2012

Sueño



Estoy lista para que me linchen  pero es un one-shot que me dio necesidad de escribir u-u

Me vino la idea tras leer un problema de tiro vertical xD entiendan que dejé mi tarea de física por esta necesidad… gomen~ Para nada me olvido de mis fics pero no me he sentido así como que muy inspirada y hasta hoy recién me dio pos escribir esto… Gomen!
 

Sueño

Se levantó perezosamente, alguien tocaba con insistencia la puerta, se preguntó quién sería a esa hora de la madrugada en jueves, exactamente las tres con veintisiete minutos. Cuando Masuda abrió la puerta… Un par de brazos le abrazaron fuertemente y escuchó “Gracias a Dios”.

Esa mañana era totalmente normal, un viernes 29 sin ninguna cosa en especial, sólo era un día en que tenía que ir a trabajar unas horas y regresar a su casa, para luego quizás ir a alguna reunión con amigos “Tener un viernes social” se podría decir.  

Llegó al trabajó y saludó como de costumbre a sus amigos, a Koyama con una sonrisa brillante, a Kato con un apretón de manos… y a Massu con las palabras “buenos días”, hablaron un poco acerca del trabajo programado y partieron al estudio de fotos donde solían tomarse las sesiones para la Duet; serían portada y tendrían doce páginas.

El tema de la sesión fueron las flores y el significado de sus colores. Fue una magnifica sesión que los cuatro disfrutaron, luego vino la entrevista la cual con respuestas típicas de él mismo y de verdadero Idol terminó satisfactoriamente.

Eso era todo por ese día. Era contradictorio el trabajo, había días en que no dormía por trabajo y había otros en que terminaba a las once de la mañana.

Decidió entonces ir con sus amigos a donde Koyama dijo; ir a comer todos juntos a un restaurante caro. De broma pidió que le pagaran la comida y los demás aceptaron. Pintaba bien el asunto.

Abordaron el auto de Koyama, en la parte de atrás iban Kato y Masuda, mientras que adelante en el volante Koyama, quedando él en el puesto del copiloto. Una vez todos listos partieron atravesando una buena parte de la ciudad para llegar al dichoso restaurante.

Miró a los dos de atrás por el retrovisor, iban jugando, riendo animosamente, justo como en la sesión pasada, justo como en la presentación más reciente, justo como en la gira anterior, igual que como en muchas sesiones pasadas y justo como más le molestaba.

Suspiro enfadándose de pronto, y pese a no “tener motivos” se hallaba ahora arrogante y callado, cosa que no notaron los demás pues uno iba atento al tráfico y los otros dos jugando entre sí. Molesto de verdad.

Faltaba una cuadra para llegar al restaurante. Koyama le dijo algo que Tegoshi por su enfado no escuchó o no quiso hacer.

“¿Viene alguien por la derecha?”

Esa pregunta fue la que se formuló y también la que fue ignorada. Y si no hubiese sido por la astucia del mayor del automóvil, algo grave hubiese pasado con ese autobús. Koyama regañó a Tegoshi y este sólo puso sus ojos en blanco. Seguía molesto. Shige y Masuda seguían riendo entre ellos.

Bajaron del automóvil, ingresando al restaurant, Tegoshi tomó delantera, sin dirigirles la palabra a ninguno de sus tres amigos, cosa que apreció no importar pues seguían entre risas los dos que venían atrás pero ahora con Koyama anexado. Fastidioso.

Estando ya sentados ordenaron cada uno un platillo mus distinto entre sí. Se hizo una plática en lo que la comida era esperada, Tegoshi no hablaba, la manera en que se habían sentado era tal que él no estaba a lado de Massu, sino en frente de él, por lo que si él no se incluía a la plática, lo podían excluir sin querer.

La comida llegó y entre bromas Masuda le dio un poco de su comida a Shige, y este hizo lo mismo. Tegoshi se fastidió de verdad. Chasqueó al lengua y se levantó bruscamente llamando por primera vez la atención de los dos juguetones.

“¿Qué te pasa?”

“¿Ocurre algo malo, Tego?

Preguntaron Shige y Masuda en ese orden, Tegoshi puso pala cara y mencionó que se tenía que ir, tomó su celular que había dejado a lado suyo y les dejó un billete que cubría el costo de su comida, se alejó rápidamente.
“Iré a ver qué le pasa”, Masuda se levantó y lo persiguió, al percatarse de esto el menor echó a andar más rápido.

Salieron del restaurante, Tegoshi se empezaba a perder entre la multitud, para Masuda era cada vez más difícil seguirlo, y no podía gritar su nombre, alguien los reconocería y sería un problema. Pero no por eso dejó de perseguirlo como pudo. Algo estaba mal en él.

Tegoshi debatía consigo mismo en un parque infantil “¿Qué había sido todo eso?” “¿Por qué seguía tan enfadado?” Se contestaba a sí mismo esas preguntas cuando levantó la vista a la pantalla que se encontraba en el edificio de enfrente.

“Ataque terrorista una cuadra del Restaurante “Hoshi”, se cuentan ya 15 muertos”

No pudo poner atención a más detalles. Una cuadra del restaurante en el que había estado hacía unos veinte minutos. Dio gracias a que haya sido a una cuadra y se fue a casa.

Al llegar se tumbó en su sofá, echó una mirada a su teléfono de casa y vio que parpadeaba, tenía un mensaje.

¿Tegoshi? ¡¿Por qué no atiendes el móvil?! ¡¿Dónde rayos estas?!” Era Koyama… “Maldita sea…” La voz se alejó un momento, “Me parece que no está en casa, ya lo sé Shige… Tú llama a sus padres...” La grabación se oía confusa, pero pudo adivinar que Shige y Koyama lo buscaban, suspiro queriendo cortar el mensaje hasta que escuchó unas últimas palabras a lo lejos… “¿Ustedes son NEWS? Tengo una mala noticia… Masuda-san fue la primera víctima del ataque terrorista…” y el mensaje se acabó.

Se le heló la sangre en un instante… “¿Massu la primera víctima?” Se deshizo en ese momento. El llanto se apoderó de él y no pareció ser capaz de pensar en otra cosa. Su conciencia pareció regresar después… mucho después, estaba de traje frente a una tumba recién puesta.

“Massu… Esto es mi culpa…”

Se levantó agitado. No se ocupó de ponerse ropa para salir, tampoco de si se veía bien o sí era muy reconocible, era de madrugada. Tenía que comprobarlo. Tocó la puerta con insistencia, desesperadamente, le abrieron.

“Gracias a Dios”. Dijo en cuanto lo vio y abrazó.

Massu lo miró extrañado, Tegoshi lloraba, y no lo soltaba, el mayor con dificultad lo hizo llegar consigo a la sala.

“¿Qué te pasa?”, le preguntó.

“Me gustas” Sólo dijo eso.

“¿Eh? ¿Por qué lloras?” Se quedó confuso el mayor.

“Porque no quiero que ni en sueños te vuelva a perder”. Masuda le abrazó hasta que este se quedó dormido entre sollozos. Al día siguiente Tegoshi no se despegó de él. Aun cuando fueron al restaurante se quedó a su lado y no le soltó. Masuda se extrañó pero la respuesta fue la misma. Encogiéndose de hombros no le importó mucho, sólo mimó a su manera al menor que se aferraba a él. Ese día, esa semana y para siempre.