sábado, 9 de febrero de 2019

Miedo


Título: Miedo
Género: Romance
Pareja: TegoMassu  [Masuda Takahisa x Tegoshi Yuya]
Fandom: NEWS
Palabras: 1,564
Tipo: One-shot
Resumen: Una velada mágica no termina con una mañana mágica.
Nota: Dedicado a Cintia, Este fue en su cumpleaños, pero en su momento olvidé publicarlo, ahora lo hago para compartir amor TegoMass con todo mundo <3

No tenía miedo, no ahora, pero eso no quiere decir que sea una persona que nunca ha tenido esa sensación en su mente. Por supuesto que ha sentido miedo, desde el más común miedo a algún inofensivo insecto que se haya colado en su casa, hasta las alturas a las que a veces por diversos retos era expuesto… también tenía miedo a cosas que podrían resultar raras o graciosas par los demás, como los globos tronándose o bien, los juegos de realidad virtual.

Si, Tegoshi Yuya tenía muchos miedos, pero eso no lo hacía ser una persona “miedosa”, él prefería llamarse “honesto”. Porque nunca negaba esos miedos, pero intentaba afrontarlos si la situación lo ameritaba, no era tan temerario como para voluntariamente tomarlos uno a uno y demostrar su valor, pero si alguien se lo planteaba, le hacía cara a la situación. Esa era su forma de vivir, esa era su forma de ser y la manera en la que él se sentía orgulloso de comportarse.

Y procuró aplicar esto siempre en su vida. Tener miedo, pero afrontar ese temor… Incluso cuando su miedo se volvió hacía un sentimiento y en especial hacia una persona.

No es que desarrollase temor por ver o tratar a una persona… por el contrario, desarrolló una especie de necesidad, por estar con cierto individuo, del que no tardó mucho en darse cuenta, se había enamorado.

Yuya, si era honesto como proclamaba, idealizó tanto el estar enamorado que cuando se descubrió en esta condición, sintió que el mundo se volvía extraño y en su contra, pero al mismo tiempo que había encontrado la paz que le faltaba en su vida.

La persona de quién se enamoró no era una delicada chica como siempre pensó que sería, ni tampoco fue de manera instantánea como los cuentos le habían prometido, tampoco fue a raíz de un mágico encuentro o por obra de una serie de eventos especialmente conectados para encontrar a su persona destinada.

“Si quieres comer, puedes tomar una gyoza de mi plato ¿Vale?”

Esa frase, que básicamente no tiene ni un poco de romanticismo, hizo caer a Yuya completamente enamorado. No es que fuese fanático de las Gyozas… pero quién se las dijo, sí. Tampoco es que fuese un amante especial de la comida… pero quién se las dijo, sí. Y por supuesto, no es como si el no pudiese haber comido algo por su cuenta, pero quién se las dijo, había decidido qué él era lo suficientemente especial como para compartir la comida.

En ese momento Yuya pensó que estaba enamorado, de esa persona que le ofreció aquel platillo de origen chino, pero mejor aún, que esa misma persona, también estaba enamorado de él.

Sin embargo darse cuenta de un hecho así es algo tan abrumador que asusta, quizás más por el hecho de que no es algo tan palpable o físico, es por el contrario, abstracto, difuso y muy complejo, que por más que se quiera poner en palabras escritas o habladas es un reto que no todo mundo puede afrontar.

Yuya estaba dispuesto al reto… pero la persona por la que “suspiraba” ese amor, ¿También lo estaba? O es más ¿Tenía consciencia de ese reto? Eso, más que el admitir que estaba enamorado, le daba verdadero terror a Yuya. Le daba miedo ser el único sabedor de la situación, aún si se sentía correspondido… porque naturalmente, él quería meterse en una relación… Ya.

“No puedo obligarlo…”

Y el freno, sus palabras, mejor dicho, fue lo que verdaderamente lo lastimó. Yuya era honesto, no era miedoso, no era cobarde pero no quería hacer sentir incómodo a quién le gustaba.

“Quisiera oír palabras dulces”. Pensaba en ocasiones, en las que quería sentirse querido, ya que siempre imaginó ser llamado con ternura por su nombre o algún mote especial puesto por esa persona tan maravillosa que él escogiese como pareja.

“Yuya, mi amor ¿Quieres dormir conmigo hoy?” Fantaseó más de mil veces, que le decía aquel pelirrojo que le ofreció Gyozas algún día, y a veces se preguntaba si era correcto pensar en que podría dormir con él cuando este solo le habría ofrecido un poco de comida… pero era obvio que no solo era eso, se trataba de Masuda Takahisa. Su compañero de canto. Su cómplice. Su confidente. Su mayor rival. Su complemento y opuesto…  Si el tipo que lo enamoró de manera tan gradual que a penas y se dio cuenta.

Enamorarse de Massu, realmente era un gran acierto y gran error, por el hecho de que si funcionaba, iba a ser protagonista de una de las mejores historias de amor existentes… pero si no, iba a convertir su trabajo soñado en una pesadilla eterna.

Pero la negatividad nunca ha sido parte de Yuya… por lo que sus fantasías, solían ser mayormente… buenas, muy buenas, a veces tan dulces como el algodón de azúcar, y otras tan pervertidas que podría haber dado inspiración a al menos una productora entera de películas y material pornográfico por 10 años.

Por eso, decidió darle tiempo a Massu de descubrir sus sentimientos, porque por supuesto, Yuya estaba completamente seguro de que Massu, lo amaba con el alma, así como él mismo lo hacía con el contrario.

A Massu le quería dedicar poemas, canciones, versos, palabras, miradas, y toda cursilería existente, cada canción de amor, era un himno maravilloso que Yuya solo podía imaginar con su compañero de canto, y aunque sabía que se hacía daño al no decirle directamente al otro lo que pensaba, estaba seguro de que en algún momento podría decirle todo lo que sentía por él.

“Lo nuestro, será un amor eterno”.

Y lo bonito es que Yuya, para sorpresa de quién solo lo mirase una vez, era paciente con esto. Se había enamorado perdidamente de Massu, cada día el sentimiento cobraba más fuerza, pero por eso mismo, comenzó a desear más el bienestar de este que el propio. Algo aún más raro en él.

- Tegoshi.

- ¿Si?

- ¿Qué tienes?

- ¿De qué hablas Shige?

- Cada día andas… más raro.

- No soy raro.

- Claro que no, pero actúas… diferente a lo habitual.

- ¿Eh?

- Nos has jugado al menos dos bromas a todos en esta gira…

- Eso no es actuar raro, soy yo mismo. Me gusta hacer bromas.

- A todos menos a Massu.

- ¿Eh?

- ¡Nunca le has hecho bromas a Massu!

- ¿Te quejas de que no molesto a Massu?

- ¡Sí!

- No puedo molestar a Massu.

- ¿Por qué?

- Porque me da miedo.

- ¿Te da miedo que Massu se enoje contigo?

- ¡Es lo normal! Nadie quiere que Massu se enoje… Yo no quiero a Massu enojado conmigo.

- ¿Y si quieres que todos los demás se enojen contigo?

- ¡No se enojan conmigo!

- Vale, no  mucho… pero en serio ¿Le tienes tanto miedo a Massu?

- No le tengo miedo a Massu. Le tengo a miedo a que Massu se enoje conmigo.

- ¿No es lo mismo?

- No.

Y realmente no lo era. Porque una cosa es tenerle miedo a una persona enojada, al mal humor de una persona o a mismo carácter… pero otra cosa muy diferente es el miedo que genera que la persona que más amas te vea con malos ojos, dirija palabras duras o una sensación seria. Eso sería más doloroso que ser atropellado por un camión, apastado por un tren y cortado por una espada al mismo tiempo. Yuya no deseaba sentir el enojo de Massu. No quería que su persona especial, lo viese mal, ni un segundo.

- Cualquiera pensaría que tienes preferencia por Massu.

- ¿Preferencia?

- Sí, como si él fuese más especial que alguno de nosotros.

- No digas tonterías Shige.

- ¿Eh?

- No es “como si fuese más especial”, es que “él es más especial”. No es una suposición, es un hecho, Massu es más especial, importante y esencial en mi vida que cualquier persona.

- ¿De qué hablas?

- Massu es mi persona especial.

- ¿Qué? ¿Acaso ustedes dos…? –El chico se sorprendió mucho ante tal revelación del rubio –Quiero decir, no es que esté mal pero… Bueno ¿Desde cuando salen…?

- Chismoso.

- ¡Oh vamos!

- No salimos, no somos pareja… pero lo seremos, eventualmente.

- ¿Qué?

- En cuanto Massu se dé cuenta de que me ama, seguramente, seremos la pareja más bonita del mundo.

- ¿Qué?

- Solo espera.

Y Shige no esperó mucho. Porque el chismoso no fue él al preguntarle directamente a Tegoshi, fue Massu quién a sabiendas de que no estaba bien escuchar conversaciones ajenas, se atrevió a escuchar la conversación de los dos más jóvenes del grupo, al escuchar su nombre ser tan mencionado en esta.

Para Massu, saberse la persona más querida por el rubio con quién  había compartido básicamente la mitad de su vida, lo llenó de confusión pero al mismo tiempo de alivio.

“¡Vamos a gastar los bonitos labios que tienes, Massu!”
Fue la frase que Yuya dijo una vez que decidieron intentar ser pareja, antes de descubrir que besarse era algo que hacía que valiese la pena todo el miedo que Yuya mismo experimentó… y que también, era una de sus mayores adicciones, incluso después de cumplir 6 años del más bonito noviazgo.

¿Y cómo fue para Massu? Quizás, eso el mismo lo podría expresar en otra ocasión.

4 comentarios:

  1. ¡Gracias Yuzu!
    Tú sabes que amo leer tus fics y fui inmensamente feliz con este regalo, aunque ya pasó medio año lo releo siempre que puedo xD, así con la obsesión u.u ✨.
    💖💛✨ Este Tegomass es tan tierno y bonito, qué sólo me deja una duda... Quiero leer la perspectiva de Massu 👀 jajajajajaja, lo siento soy loca xD.
    Mucho amor para que la inspiración TegoMass nunca acabe 💖💛✨.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es un fic bonito para una persona bonita~!
      La perspectiva de Massu es un reto aun mayor pero no dudes en que lo escribiré cuando menos te lo esperes! <3
      Gracias por leerlo y comentarlo aquí <3

      Eliminar
  2. Que bonito fic TegoMass 💖💛 bueno tratandose de ellos todo siempre es lindo, también me gustaria leer la perspectiva de Massu.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Owww! gracias por leer y comentar~~
      Espero animarme a la perspectiva de Massu en estos días, aprovechando la ocasión~

      Eliminar