Título: Miedo
Género: Romance
Pareja: TegoMassu [Masuda Takahisa x Tegoshi Yuya]
Fandom: NEWS
Palabras: 1,564
Tipo: One-shot
Resumen: Una velada mágica no
termina con una mañana mágica.
Nota: Dedicado a Cintia, Este fue en su cumpleaños, pero en su momento olvidé publicarlo, ahora lo hago para compartir amor TegoMass con todo mundo <3
Nota: Dedicado a Cintia, Este fue en su cumpleaños, pero en su momento olvidé publicarlo, ahora lo hago para compartir amor TegoMass con todo mundo <3
No tenía miedo, no ahora, pero eso
no quiere decir que sea una persona que nunca ha tenido esa sensación en su
mente. Por supuesto que ha sentido miedo, desde el más común miedo a algún
inofensivo insecto que se haya colado en su casa, hasta las alturas a las que a
veces por diversos retos era expuesto… también tenía miedo a cosas que podrían
resultar raras o graciosas par los demás, como los globos tronándose o bien,
los juegos de realidad virtual.
Si, Tegoshi Yuya tenía muchos
miedos, pero eso no lo hacía ser una persona “miedosa”, él prefería llamarse
“honesto”. Porque nunca negaba esos miedos, pero intentaba afrontarlos si la
situación lo ameritaba, no era tan temerario como para voluntariamente tomarlos
uno a uno y demostrar su valor, pero si alguien se lo planteaba, le hacía cara
a la situación. Esa era su forma de vivir, esa era su forma de ser y la manera
en la que él se sentía orgulloso de comportarse.
Y procuró aplicar esto siempre en su
vida. Tener miedo, pero afrontar ese temor… Incluso cuando su miedo se volvió
hacía un sentimiento y en especial hacia una persona.
No es que desarrollase temor por ver
o tratar a una persona… por el contrario, desarrolló una especie de necesidad,
por estar con cierto individuo, del que no tardó mucho en darse cuenta, se
había enamorado.
Yuya, si era honesto como
proclamaba, idealizó tanto el estar enamorado que cuando se descubrió en esta
condición, sintió que el mundo se volvía extraño y en su contra, pero al mismo
tiempo que había encontrado la paz que le faltaba en su vida.
La persona de quién se enamoró no
era una delicada chica como siempre pensó que sería, ni tampoco fue de manera
instantánea como los cuentos le habían prometido, tampoco fue a raíz de un
mágico encuentro o por obra de una serie de eventos especialmente conectados
para encontrar a su persona destinada.
“Si quieres comer, puedes tomar una
gyoza de mi plato ¿Vale?”
Esa frase, que básicamente no tiene
ni un poco de romanticismo, hizo caer a Yuya completamente enamorado. No es que
fuese fanático de las Gyozas… pero quién se las dijo, sí. Tampoco es que fuese
un amante especial de la comida… pero quién se las dijo, sí. Y por supuesto, no
es como si el no pudiese haber comido algo por su cuenta, pero quién se las
dijo, había decidido qué él era lo suficientemente especial como para compartir
la comida.
En ese momento Yuya pensó que estaba
enamorado, de esa persona que le ofreció aquel platillo de origen chino, pero
mejor aún, que esa misma persona, también estaba enamorado de él.
Sin embargo darse cuenta de un hecho
así es algo tan abrumador que asusta, quizás más por el hecho de que no es algo
tan palpable o físico, es por el contrario, abstracto, difuso y muy complejo,
que por más que se quiera poner en palabras escritas o habladas es un reto que
no todo mundo puede afrontar.
Yuya estaba dispuesto al reto… pero
la persona por la que “suspiraba” ese amor, ¿También lo estaba? O es más ¿Tenía
consciencia de ese reto? Eso, más que el admitir que estaba enamorado, le daba
verdadero terror a Yuya. Le daba miedo ser el único sabedor de la situación,
aún si se sentía correspondido… porque naturalmente, él quería meterse en una
relación… Ya.
“No puedo obligarlo…”
Y el freno, sus palabras, mejor
dicho, fue lo que verdaderamente lo lastimó. Yuya era honesto, no era miedoso,
no era cobarde pero no quería hacer sentir incómodo a quién le gustaba.
“Quisiera oír palabras dulces”.
Pensaba en ocasiones, en las que quería sentirse querido, ya que siempre
imaginó ser llamado con ternura por su nombre o algún mote especial puesto por
esa persona tan maravillosa que él escogiese como pareja.
“Yuya, mi amor ¿Quieres dormir
conmigo hoy?” Fantaseó más de mil veces, que le decía aquel pelirrojo que le
ofreció Gyozas algún día, y a veces se preguntaba si era correcto pensar en que
podría dormir con él cuando este solo le habría ofrecido un poco de comida…
pero era obvio que no solo era eso, se trataba de Masuda Takahisa. Su compañero
de canto. Su cómplice. Su confidente. Su mayor rival. Su complemento y opuesto… Si el tipo que lo enamoró de manera tan
gradual que a penas y se dio cuenta.
Enamorarse de Massu, realmente era
un gran acierto y gran error, por el hecho de que si funcionaba, iba a ser
protagonista de una de las mejores historias de amor existentes… pero si no, iba
a convertir su trabajo soñado en una pesadilla eterna.
Pero la negatividad nunca ha sido
parte de Yuya… por lo que sus fantasías, solían ser mayormente… buenas, muy
buenas, a veces tan dulces como el algodón de azúcar, y otras tan pervertidas
que podría haber dado inspiración a al menos una productora entera de películas
y material pornográfico por 10 años.
Por eso, decidió darle tiempo a
Massu de descubrir sus sentimientos, porque por supuesto, Yuya estaba
completamente seguro de que Massu, lo amaba con el alma, así como él mismo lo
hacía con el contrario.
A Massu le quería dedicar poemas,
canciones, versos, palabras, miradas, y toda cursilería existente, cada canción
de amor, era un himno maravilloso que Yuya solo podía imaginar con su compañero
de canto, y aunque sabía que se hacía daño al no decirle directamente al otro
lo que pensaba, estaba seguro de que en algún momento podría decirle todo lo
que sentía por él.
“Lo nuestro, será un amor eterno”.
Y lo bonito es que Yuya, para sorpresa
de quién solo lo mirase una vez, era paciente con esto. Se había enamorado
perdidamente de Massu, cada día el sentimiento cobraba más fuerza, pero por eso
mismo, comenzó a desear más el bienestar de este que el propio. Algo aún más
raro en él.
- Tegoshi.
- ¿Si?
- ¿Qué tienes?
- ¿De qué hablas Shige?
- Cada día andas… más raro.
- No soy raro.
- Claro que no, pero actúas…
diferente a lo habitual.
- ¿Eh?
- Nos has jugado al menos dos bromas
a todos en esta gira…
- Eso no es actuar raro, soy yo mismo.
Me gusta hacer bromas.
- A todos menos a Massu.
- ¿Eh?
- ¡Nunca le has hecho bromas a
Massu!
- ¿Te quejas de que no molesto a
Massu?
- ¡Sí!
- No puedo molestar a Massu.
- ¿Por qué?
- Porque me da miedo.
- ¿Te da miedo que Massu se enoje contigo?
- ¡Es lo normal! Nadie quiere que
Massu se enoje… Yo no quiero a Massu enojado conmigo.
- ¿Y si quieres que todos los demás
se enojen contigo?
- ¡No se enojan conmigo!
- Vale, no mucho… pero en serio ¿Le tienes tanto miedo a
Massu?
- No le tengo miedo a Massu. Le
tengo a miedo a que Massu se enoje conmigo.
- ¿No es lo mismo?
- No.
Y realmente no lo era. Porque una
cosa es tenerle miedo a una persona enojada, al mal humor de una persona o a
mismo carácter… pero otra cosa muy diferente es el miedo que genera que la
persona que más amas te vea con malos ojos, dirija palabras duras o una sensación
seria. Eso sería más doloroso que ser atropellado por un camión, apastado por
un tren y cortado por una espada al mismo tiempo. Yuya no deseaba sentir el
enojo de Massu. No quería que su persona especial, lo viese mal, ni un segundo.
- Cualquiera pensaría que tienes
preferencia por Massu.
- ¿Preferencia?
- Sí, como si él fuese más especial
que alguno de nosotros.
- No digas tonterías Shige.
- ¿Eh?
- No es “como si fuese más
especial”, es que “él es más especial”. No es una suposición, es un hecho,
Massu es más especial, importante y esencial en mi vida que cualquier persona.
- ¿De qué hablas?
- Massu es mi persona especial.
- ¿Qué? ¿Acaso ustedes dos…? –El
chico se sorprendió mucho ante tal revelación del rubio –Quiero decir, no es
que esté mal pero… Bueno ¿Desde cuando salen…?
- Chismoso.
- ¡Oh vamos!
- No salimos, no somos pareja… pero
lo seremos, eventualmente.
- ¿Qué?
- En cuanto Massu se dé cuenta de
que me ama, seguramente, seremos la pareja más bonita del mundo.
- ¿Qué?
- Solo espera.
Y Shige no esperó mucho. Porque el
chismoso no fue él al preguntarle directamente a Tegoshi, fue Massu quién a
sabiendas de que no estaba bien escuchar conversaciones ajenas, se atrevió a
escuchar la conversación de los dos más jóvenes del grupo, al escuchar su
nombre ser tan mencionado en esta.
Para Massu, saberse la persona más
querida por el rubio con quién había
compartido básicamente la mitad de su vida, lo llenó de confusión pero al mismo
tiempo de alivio.
“¡Vamos a gastar los bonitos labios
que tienes, Massu!”
Fue la frase que Yuya dijo una vez
que decidieron intentar ser pareja, antes de descubrir que besarse era algo que
hacía que valiese la pena todo el miedo que Yuya mismo experimentó… y que
también, era una de sus mayores adicciones, incluso después de cumplir 6 años
del más bonito noviazgo.
¿Y cómo fue para Massu? Quizás, eso
el mismo lo podría expresar en otra ocasión.
¡Gracias Yuzu!
ResponderEliminarTú sabes que amo leer tus fics y fui inmensamente feliz con este regalo, aunque ya pasó medio año lo releo siempre que puedo xD, así con la obsesión u.u ✨.
💖💛✨ Este Tegomass es tan tierno y bonito, qué sólo me deja una duda... Quiero leer la perspectiva de Massu 👀 jajajajajaja, lo siento soy loca xD.
Mucho amor para que la inspiración TegoMass nunca acabe 💖💛✨.
Es un fic bonito para una persona bonita~!
EliminarLa perspectiva de Massu es un reto aun mayor pero no dudes en que lo escribiré cuando menos te lo esperes! <3
Gracias por leerlo y comentarlo aquí <3
Que bonito fic TegoMass 💖💛 bueno tratandose de ellos todo siempre es lindo, también me gustaria leer la perspectiva de Massu.
ResponderEliminarOwww! gracias por leer y comentar~~
EliminarEspero animarme a la perspectiva de Massu en estos días, aprovechando la ocasión~