Aquí ya traigo el primer capítulo, trataré de que todos tengan una extensión apropiada n.n
¿No has leído la introducción?
sin más que decir:
Capítulo 1: La junta de primavera
*Tegoshi, ángel del viento*
Hoy es el
primer día del inicio de un nuevo ciclo. Hoy es el primer día de la primavera,
es el indicador de que un año de duro trabajo ha terminado. Es aquel que indica
que un proceso fue terminado. También para mí indica que mi labor ha sido
cumplida con éxito en ese año como fue en el anterior y, también de que debo
seguir cumpliendo ese deber.
Pero no
sólo indica eso, también indica que hay que llevar a cabo la reunión de la
estación. La primera reunión del año para seguir en la promesa de paz… Como en
cada estación, además de informar acontecimientos importantes… Población, poder,
descubrimientos… entre otras cosas.
La junta es
en el Monte Fuji, ubicado en un lugar al que los humanos suelen llamar ‘Japón’.
A esa junta asistirán los cuatro seres más poderosos de este ‘Cielo’; Los
Arcángeles. Cada uno de ellos representa un elemento vital y un punto cardinal.
Keiichiro es el más bello y amable de todos, y representa al norte, su elemento
es el agua. El más poderoso es el gran Arcángel del fuego, dominante del sur;
Yuichi. El Arcángel del este no es otro que Tatsuya, aquel que domina la
tierra. El último pero no menos importante es el que domina el viento como
nadie, está en el oeste y se hace llamar Kazunari.
Cada uno es
increíblemente poderoso, son los líderes que pueden ponernos en orden. Van a la
junta acompañados de sus más grandes amigos y colegas de confianza, para mi
sorpresa yo he sido elegido por el amable Keiichiro.
Los demás
han escogido a otros ángeles muy buenos cuyos nombres no conozco…
-¿Es tu primera
vez en el monte verdad? –Me dice uno de ellos.
-Si… -Le
contesto.
-Ya veo…
¡Es un lugar muy bonito! Aunque hace frío… -Sigue hablando…
-Considero
un honor haber sido escogido para ir… -Le digo.
-Yo también
agradezco que Kazunari me haya elegido…
-¿Quién
eres tú? –La intriga ya me anda matando… Es muy amable.
-Kei, vengo
de la tierra de Inoo, así que soy Kei Inoo.
-¡Gusto en conocerte!
Mi nombre es…
-Yuya
¿Verdad?, todos sabemos tu nombre… tu labor es muy importante… -Contesta con
una sonrisa.
Los dos
vamos siguiendo a los cuatro poderosos y a dos más que son los acompañantes de
los otros Arcángeles… Según pude escuchar entre sus comentarios eran Taisuke y
Yuta… acompañantes de Tatsuya y Yuichi respectivamente. Estábamos ya de camino
hacia el monte Fuji.
Keiichiro
se detuvo y señaló un punto lejano, los demás asintieron. Yo sólo los vi… El
primero fue Kazunari, el cual que tras un haz de luz desplegó sus hermosas alas
blancas ante nosotros, seguido de Kei, el chico que me iba haciendo plática,
ambos expertos dominantes en el viento tomaron la delantera, las alas de ambos
eran hermosas, delicadas, y fuertes. Le siguieron Yuichi y Tatsuya, cada uno
con el joven ángel que los acompañaba.
Quedamos al
final Keiichiro y yo…
-¿Asustado…Yuya?
–Dijo dulcemente, esa voz delicada que conocía bien. Posiblemente la más
hermosa hasta ese momento.
-Un poco…
-Le contesté.
-No tengas
miedo, es una junta de rutina… Debemos hacerlo en el mundo humano para que no
haya disputas grandes… Hay veces en que nos tardamos en llegar a acuerdos…
-¿Eh?
-No es nada…
Anda muestra tus alas Yuya y vamos…
Le hice
caso, desplegué mis alas… se sentía extraño… ¿Era porque estábamos muy cerca
del mundo humano?
-¿Qué
sucede? –Me preguntó antes de iniciar el vuelo.
-Nada… me
sentí extraño, es distinta la sensación…
-Ah, eso es
normal Yuya, no te preocupes…
-Bien…-Iba
a tomar impulso para emprender el vuelo pero me puso su mano en mi hombro, hizo
que lo viese a los ojos, me sentí atrapado por su mirada.
Me miró
preocupado pero luego sacudió su cabeza, desplegó sus alas pero no me soltó mi
hombro, yo estaba atontado. No sabía qué hacer.
-Yuya… Una
cosa más, es una advertencia…
-¿Ah?
-Es tu
primera vez en esta junta ¿Verdad?
-Si
-Escúchame
bien, dentro de nuestras reglas sólo los nosotros, los cuatro ángeles de los
elementos y unos que otros anexos que suelen acompañarnos, motivo por el cual
muchos nunca han visto ni verán a un demonio…
-¿Qué
quiere decirme con eso, Keiichiro?
-Es simple…
Yuya Tegoshi, un demonio es algo bello como nosotros, bueno ellos se llaman
atractivos, se meten con humanos sin importarles sus sentimientos, por puro placer
nada más. –Lo miré atónito… algo así yo jamás lo habría imaginado –Yuya, lo más
seguro es que no lo aparenten en lo más mínimo, pero no son muy confiables… no son
malos, no es que no tengan corazón, es sólo que así viven…
-Entiendo pero…
¿Por qué me lo dice?
-Porque
Tegoshi, eres demasiado inocente, no te fíes tan fácil de nadie, por favor o
podrías terminar mal, no quiero eso para ti pequeño… Eres muy bueno y especial.
Ten cuidado, aunque dudo que te quieran hacer algún daño. –Me quedé en silencio
y esperé a que continuase – ¿Me prometes que serás cuidadoso?
Me estaba
hablando Keiichiro con mucha delicadeza, con mucha sinceridad, con demasiada
seriedad. Nadie, absolutamente nadie podría decirle que no. Así que no sería yo
la excepción.
-De
acuerdo, seré cuidadoso.
Me sonrió
un poco aliviado y emprendimos el vuelo, los demás habían tomado una muy buena
delantera de camino, así que tardamos en encontrarlos pero Keiichiro conocía
bien el camino hacia aquel monte… Cada vez hacía más frío.
Llegó el
momento de descender. Al bajar Yuichi dio la instrucción de ocultar nuestras
alas por si algún humano curioso se acercaba. Al preguntarle el ‘¿Por qué?’,
Taisuke y Yuta sonrieron…
-¡Para que
no sepan de nuestra existencia, Yuya! –Dijeron juntos.
Recordé
entonces que los humanos no sabían de nuestra existencia, en alguna ocasión me
lo había dicho Keiichiro.
El resto
del camino, es decir hasta la parte más alta era a pie, caminando, todos íbamos
en silencio, cada uno preocupado de sus asuntos, probablemente los poderosos
iban pensando en el tipo de acuerdo al que llegarían, los otros en mantener la
guardia…Pero yo… Yo tenía dudas ¿Cómo eran los demonios? ¿Eran feos? No lo creo…
Keiichiro dijo que no.
Poco a poco
el frío iba despareciendo por una oleada de calor, era algo drástico ese cambio tan repentino…
-Llegamos
tarde… -Dijo Tatsuya –Ellos ya están aquí.
Y mi duda
se resolvió, Los demonios eran increíblemente bien parecidos, me petrifiqué al
verlos, eran ocho en total, siete de ellos con un aura algo oscura pero no se
veían tan peligrosos. Sin embargo había un aura mucho más clara que la de
ellos, no tan blanca y brillosa como la mía o la de cualquiera de quienes me
estaban de blanco y colores claros, pero si mucho más clara que esa que rodeaba
a los demás.
Vi su cara,
vi su cuerpo, lo observé y el me observaba a mí. Sus ojos eran de un café muy
oscuro, a diferencia de los demás que tenían los ojos negros. Su cabello era
rojo como su ropa. Sentí su presencia en
mí, no sé porque perdí noción del tiempo… No sé porque sentí que el mundo se
paraba… sólo sentí como algo cálido y desconocido me invadía.
Era mi
destino, estoy seguro.
*Masuda, demonio oscuro*
-Francamente
creo que yo no debiese ir ¿Qué pinto yo ahí en una junta tan importante?
-¡Ah, Taka!
No seas así ¡Vamos!
-¡No me
digas Taka! Soy Takahisa
-Cómo sea
da igual, vas a ir, eres de los demonios de confianza, e irás como mi
guardaespaldas…
¡El puesto más importante después del mío!
-Ryo… yo no…
Me besó
otra vez, cuando quería algo y no lo conseguía de mi parte… me besaba hasta
saciarse, para ‘Convencerme’, pero más bien era hasta que se cansaba, yo nunca
cedía… Pero me obligaba a hacer lo que él
quería que hiciera.
Terminé
aceptando ir como su ‘guardaespaldas’, aunque por algo Ryo era nuestro líder,
tenía más poder que ninguno y no necesitaba ningún tipo de protección.
Nos
encaminamos, gran parte del camino era a vuelo, pero el inicio era a pie. Los
que iban eran los guardianes de las puertas de entrada del infierno, Jin de la
entrada Noreste y su acompañante actual; Kazuya, un viejo amigo. Por la entrada
del Suroeste esta Koki, con un chico nuevo llamado Ryosuke. La entrada del Sureste
es la de un chico nuevo llamado Junnosuke y quien lo acompaña es un chico
llamado Hikaru. Y la entrada del Noroeste es la más grande y mejor cuidada,
Ryo, mi Señor es quien la cuida y yo voy con él.
Nos diríamos
a la junta de primavera, donde reafirmábamos acuerdos con los ángeles para mantener
cierta distancia y paz, para así evitar una guerra.
Al llegar a
la entrada del infierno que pertenecía a Koki emprendimos el vuelo, las alas
más llamativas de todas eran las de Kazuya y las de Ryo, pero todos decían que
las mías tenían cierto encanto. Todas recuerdan a la forma en que las tienen
los animales que los humanos suelen llamar ‘murciélagos’… Pero las nuestras
brillaban.
Estaba
amaneciendo. Jin se iba quejando acerca de que los ángeles tenían ese ‘mal
hábito’ de levantarse temprano…
-¿Pero qué
les cuesta hacer la junta a las cinco de la tarde? –Se quejaba.
-Porque a
los ángeles les gusta madrugar… -Se burlaba Koki, al cual según me daba cuenta
le gustaba tanto eso de levantarse temprano como a Jin.
-Ni que
fuese tan temprano… -Se me ocurrió decir.
-¡Takahisa!
¿Estás loco? Son las nueve de la mañana. A esta hora normalmente estoy durmiendo
–Me dijo Jin.
-Bueno… yo
también sigo durmiendo a esta hora, pero no es para tanto –Dije, para
defenderme, los chicos, todos ahí odiaban levantarse temprano.
-¡Ya
tranquilos! No nos conviene enojarnos entre nosotros. Hoy es un día importante –Dijo
Ryo con voz autoritaria, sólo él era capaz de aquello.
Continuamos
en silencio, yo iba pensando en si cómo eran los ángeles. Era esa la primera
vez que los iba a ver. Ryo siempre me había dicho que debía ir pero siempre
podía evadir esa ‘Responsabilidad’. Me había dicho Kazuya que eran realmente
hermosos, y muy puros.
Cada vez
nos acercábamos más al destino y yo seguía con mis dudas… Y pensé por un
momento en eso del amor prohibido entre un ser como yo y un ser como aquellos
que Kazuya decía eran verdaderas bellezas.
No lo creí
posible. Pronto estuvimos ahí. Ocultamos nuestras alas, y nos dispusimos a esperar,
ellos aún no habían llegado, cosa que hizo que Jin y Koki hiciera berrinches
otra vez, ahora se les unían Ryosuke y Junnosuke que no compartían la idea de
esperar a los ángeles esos.
Poco
después llegaron, y como me habían dicho eran verdaderamente deslumbrantes… Me
sentí intimidado, parecían muy fuertes, todos tenían mucha seguridad en sí
mismos… todos parecían conocer la situación… O eso pensaba.
Había un
ángel hermoso, de facciones increíblemente finas, con un color de cabello rubio
y sus ojos de castaño claro, al grado de casi parecer de miel, pero a fin de
cuentas castaño. Estaba vestido de blanco, sólo él tenía una cara similar a la
que yo debería estar poniendo; total y completo asombro ante el espectáculo de
conocer a nuestras debidas contrapartes, nuestros contrarios.
Pero… Me
sentí observado.
Calvé mi
vista en ese pequeño ángel que parecía indefenso, en ese pequeño… Sus ojos eran
la curiosidad pura, me miraba directamente y por alguna razón yo no pude hacer
nada para desviar mi mirada. Yo tenía ganas de verlo.
Nos
seguimos viendo, no hice caso de lo que decían… Ni hice caso a cuando Mi Señor
Ryo me habló… estaba acercándome demasiado a esas hermosas criaturas, pero más
en específico a ese en especial.
Fue cuando
el hasta ahora callado Hikaru me tomó del brazo negando con la cabeza, vi como
los ángeles que aprecian mayores reían… tomé mi posición a la Derecha de Mi
Señor. Y la junta comenzó.
Empezaron a
hablar de los acuerdos actuales, el tratado de paz. Al parecer mi Señor y el
que se presentó como arcángel de agua se trataban con mucha frialdad.
Dejé de
prestarles atención, no me importaba, sólo eran diplomacias. Me dediqué a verlo
a él.
Perdí la
noción del tiempo, perdí el hilo de la conversación… creí que apenas eran unos
segundos y luego me dijeron:
-¿Irás tú,
verdad?
-¿Yo? Ah,
¡Sí! –Contesté, esperando que fuera lo correcto.
Vi como Mi
Señor hizo un gesto de enojo.
-Bien, la
situación en el mundo de los humanos no me preocupa en lo más mínimo pero… Si
ustedes lo consideran tan importante como para mandar a mi mano derecha a
investigar –Se notó un tono de evidente enojo –Yo escogeré entre ustedes quien
acompañará a mi demonio.
El arcángel
del agua asintió con desagrado; ‘Escoge’ fue lo que dijo. Y Mi Señor Ryo señaló
al pequeño que yo había estado viendo ‘¡Él!’, fue lo que dijo y con una mueca
en la cara ese arcángel aceptó.
Le lancé
una mirada a este chico que me miró también… Al parecer el tampoco entendía
nada. ¿Ninguno había puesto atención?
-Bien, está
decidido. –Dijeron los dos líderes.
Yo me quedé
en seco ¿Qué se supone que iba a hacer? Y ¿Por qué precisamente con él?, Al mirarlo
comprendí que él tampoco sabía nada. Miré a mis acompañantes me miraban
inexpresivos… Los ángeles miraban al pequeño también pero con lástima… Me
enfadó un poco.
Ryo dio
vuelta, y los demás también… yo iba a hacer lo mismo pero me aventó al centro
de donde se realizó esa junta, pude observar que algo similar sucedió con el
angelito ese.
-¡No
estropees la reputación de un demonio Takahisa! –Me gritaron Koki y Jin.
Mi Señor me
dijo: ‘Suerte, mi querido Taka, y cuidado con lo que sientes… podría ser peligroso’
me dijo, por primera vez con una nota de preocupación.
A ese ángel
le dijeron algo similar… y los demás se fueron. Estaba claro que de ahora en
adelante le iba prestar atención a las reuniones si es que regresaba a alguna,
tenía la esperanza de que ese ángel si supiera que debíamos de hacer.
-¿Eres
Takahisa… verdad? –Me dijo con una nota de voz muy baja y realmente melodiosa,
una voz demasiado… pura.
-Sí,
Takahisa Masuda… ¿Y tú? –Dije nervioso, era la primera vez que hablaba con un
ángel.
-Yuya
Tegoshi… -Dijo temeroso.
-Ah… por
cierto…
-¿Sí?
-¿Qué es lo
que debemos hacer en el mundo de los humanos?
-No lo sé…
-¿Ah?
-¿Tú
tampoco? Yo… bueno no prestaba atención.
-Yo tampoco…
así que…
-Tenemos un
problema –Dijimos juntos. Fue extraño, pude sonreír después de aquello y una
sensación desconocida se apoderó de mi ser… Mis compañeros y los de él se
habían ido ya… Estábamos solos y con una misión que no sabíamos de que trataba.