lunes, 28 de enero de 2013

Enséñame las estrellas

Al fin conti!
Ya he recuperado mi inspiración para este y el NishiKato -aplausos- *-*Saben que con inspiración escribo a diario XD hoy por cierto regresé al cole... Ya el 4to semestre~~ ¡qué rápido ha sido!
En fin, el ritmo del fic será algo lento pero prometo capítulos más largos, este simplemente no podía ir más lejos... Al menos no apra mis planes. Espero que de verdad les guste. No más charla y ya al fic!


Título: Enséñame las estrellas
Autora: Yuzu-nyan
Fandom: NEWS
Pareja: TegoMass
Tipo: Fanfic serial [2/??]

Fue realmente sorprendente para el príncipe escuchar ese canto, tal vez no tanto por la letra, porque a fin de cuentas a la larga sus canciones era distribuidas en todo el reino como si se tratasen casi de himnos y cantos sagrados que debían ser más que valorados.

Lo que realmente sorprendió al joven fue la finura de la voz que escuchó. Era indescriptible, para este caprichoso heredero no había voz que siquiera le llegase a la mitad, y aunque le dolía admitirlo; La voz que oía era realmente preciosa, melodiosa, natural, suave, tierna, transmitía demasiadas emociones con tan sólo el tono, que él mismo lo admitió; “Esa voz me gusta”.

Torpemente se dejó guiar por esa voz… Salió no sin antes tropezar un par de veces…

-¡Tú! ¿Quién eres?

Nadie le contestó, pero seguía escuchando la melodía que le invadía la mente, la canción en sí era bellísima, pero con esa voz tenía ciertos “toques” que la hacían más bella.

-¡Hey! ¡Hazme caso, soy el príncipe Yuya! –Tras dar la orden se aproximó a intentar dar encuentro con la persona dueña de tan maravillosa voz… Cayéndose, y chocando con el piso.

-Esto no le pasaría si abriese los ojos de vez en cuando, mi príncipe… -La melodía que hasta hace poco armonizaba el ambiente desapareció y fue sustituida por una voz sin ritmo pero, pero agradable de oír… Aunque sus palabras no hicieron más que poner de malas al heredero del reino.

-¿Es que tú no entiendes que soy CIEGO? –Le dijo a modo de reproche, intentando de recordar el nombre de quién le dio asilo esa noche.

-¿Y usted, no entiende que se puede ver si se abren los ojos? –Le dijo con el mismo tono, el cual, aunque muchas veces durante su vida el príncipe usó… nunca habían usado con él, sorprendiéndose un poco.

-Estás loco… -Divagó un poco buscando el nombre de esa persona en su memoria, sin éxito.

-Más loco está el príncipe… -Susurró, ese amable plebeyo llevando al príncipe de la mano hacia la casa donde habían pasado la noche.

El día pasó, de alguna manera más o menos tranquilo, si es que se le puede llamar así, pues el egocéntrico, estuvo todo el día fastidiando que lo llevase al palacio, cosa que por extraña que parezca, el plebeyo no hizo.

No ayudó en ninguna de las muchas tareas que parecía tener el plebeyo, y constantemente le pidió que entonase la melodía de la mañana sin éxito. También se negó a tomar un baño en un lugar que no fuese su privado del palacio pero a falta de otra opción… Terminó accediendo.

Sin embargo no se despojó de su traje, carísimo… se lo puso de nuevo contra su voluntad “Ropa sucia es mejor que ropa de pobre”.

-¡Hey! Tú… si no me llevas al castillo, podrías meterte en problemas… -Le advirtió cuando el atardecer llegaba, después de comer una deliciosa comida, que admitió -aunque solo para sí mismo- era la mejor que había probado en su vida.

-No creo…

-¿Cómo qué no? ¿Entiendes que yo sea tú príncipe, no?

-Ni siquiera recuerda mi nombre…

-¿Un príncipe se debe aprender todos los nombres de sus súbditos?

-Quizás no, pero le he estado cuidando…

-¡¿Cuidando?! Sólo me tienes aquí, encerrado, esto puede ser un secuestro, tendrás problemas… tú… eh… -Le dio coraje de que marcara su error de que no recordara su nombre, tenía ideas pero no estaba seguro- ¡Massu! Sí eso, Massu tendrás problemas.

-¿Massu?

-Siéntete afortunado, no a cualquiera le doy un sobrenombre.

El plebeyo suspiró… le empezaba  a cansar el príncipe… Pero algo le atraía demasiado, quizás era su como ya todos en el reino se habían dado cuenta, su cara, tan perfecta y hermosa, quizás pudiera ser la voz… o simplemente su presencia.

Ese día el príncipe no regresó al palacio.

Ni al siguiente. Ni al día después de ese… Ni a la semana. ¿Por qué? Porque el plebeyo se negó a llevarlo y el príncipe al no saber ni donde estaba no podía hacer mucho… más que por otra cosa… era porque cada mañana oía una melodía conocida, alguna canción que escribió en algún punto de su vida y que el plebeyo “Massu” interpretaba… Y de alguna manera se hizo adicto a esa voz.

Hasta le llegó a apreciar. Aprendió hasta hacer algunas labores sencillas de hogar, se dignó a usar ropa de pobre y llamar con más respeto a aquel que le daba de comer y un lugar donde dormir, sin contar su valiosa compañía.

-Massu…

-Dígame, mi príncipe.

-¿Me tendrás por siempre contigo?

-¿A qué se refiere?

-Me extraña mucho que no me estén buscando… Soy el príncipe, pero nadie me busca ¿O sí? ¿Me tendrás hasta cuándo contigo?

-Cuando el príncipe se digne a abrir los ojos y ver.

-¡No me salgas con eso de nuevo! Sabes que yo… ¡soy ciego!

El plebeyo sólo suspiró.

-Mañana saldremos –Afirmó, y llevó al príncipe a dormir…


5 comentarios:

  1. Ahhh!! Que lindo! aunque sí que el príncipe Tegoshi tiene un carácter fuerte xD como esta acostumbrado a su riqueza y a que le hagan todo pues en si el plebeyo Massu solo quiere lograr una cosa, que abra los ojos y vea! ><! ... lo que me dió pena fue en la última parte, en donde Tegoshi se tuvo que acostumbrar a vivir con él y se diera cuenta de que nadie le estaba gustando~ puede ser por su actitud no?pero ahí esta Massu, intentando hacerle reaccionar de alguna forma y que vuelva a ver~
    Siguelo que esta bastante bueno! *---* <3

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    1. Captas muy bienlas ideas que quiero expresar~
      Tegoshi debe aprender a cambiar pero le costará un poquito, pero esa es la función del plebeyo Massu~
      No me tardo en la conti~

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  2. *-* esta genial
    ya quiero conti :D

    (Anix)

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  3. Me encanto!
    Quiero conti xD

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