Capítulo 2: Perdidos
Tegoshi, ángel de viento.
Me sentía
avergonzado en ese momento, no sabía muy bien que debía hacer, ese demonio fue
el primero que pude ver, y también el único que me interesó tanto como para centrar
toda mi atención en él. Para ese momento yo no sabía si era normal o no. Sólo
lo hice.
Para cuando
me di cuenta Keiichiro se acercaba a mí, serio y hasta cierto punto… molesto,
si esa era la palabra adecuada, porque jamás lo había visto con esa expresión,
así que sólo esa idea podía tener. Cuando me habló su voz era clara y hasta áspera,
sentí que había hecho algo mal.
-Ten
cuidado, los demonios… -Se le fue la voz por un instante, ¿Tan molesto estaba? –No
son de fiar, recuérdalo son nuestros contrarios, cualquier cosa que tu no
harías… -Otra vez, pero ahora tomo aire –n sólo su respiración. No estoy aún muy seguro de porque era
así. A este demonio también lEllos lo harán sin dudarlo.
Me costaba
trabajo asimilar esas palabras… en especial porque el demonio al que había
estado mirando con tanta atención no tenía esa pinta de ser malo o de ser
cruel, o de hacer algo que yo jamás haría. Lo único que hizo Keiichiro fue
poner su mano en mi hombro y desearme suerte, me dijo ‘Cuídate’ haciendo marcar
su preocupación y me empujó ligeramente hacia el punto medio de donde se había
llevado a cabo la reunión.
Me encaminé
hacia el demonio tan hermoso que me esperaba, tenía cierto miedo…No, miedo no
es la palabra, era algo así como ansiedad de conocerlo y de tratarlo, de verdad
ansiaba escuchar ta
e mencionaron algunas cosas que supongo yo eran de
importancia. Y llegó el momento de encontrarnos.
Pude
observarlo mejor, era muy hermoso. No parecía en lo absoluto capaz de hacer
alguna maldad y, los colores negro y rojo le iban demasiado bien. Tal vez
demasiado bien. Hice que nos presentáramos el uno al otro. Los demás ya se
habían ido.
-Takahisa
Masuda… -Se me quedó grabado ese nombre, Takahisa… ¿Hermoso? Tal vez no pero yo
jamás había oído ese nombre jamás, así que para mí era algo nuevo y en cierta
manera bonito...
Tras
decirle mi nombre, él se me quedó mirando, pensé que quizás tendría algo en mi
rostro o yo no era tan bello como los demás. Pero al parecer no era eso. Fue
cuando recordé ¿Qué se supone que debemos de hacer? Pero él tampoco sabía.
¡Valla, qué atención pusimos en esa junta!
Pero, ¿No
podía ser tan malo, verdad?
-Eh… Taka-san…
-¿Ah? –Se le
notó una expresión un poco cómica… y su voz algo aturdida pero… me gustó.
-Si no
sabemos qué debemos hacer, ni a dónde debemos ir, ni para qué debemos hacerlo…
¿qué se supone que hagamos?
-No es tan difícil,
algo anda mal con el mundo de los humanos… Es por eso que los ángeles están preocupados
y también porque a Mi Señor no le importa ni un poco.
-¿Cómo
sabes eso? –No me lo creo… ¿Él si puso atención?
-Por lo que
oí antes de que Mi Señor te escogiera para acompañarme…
-Ah… -Bueno,
si puso más atención que yo, me tocaba decir o deducir algo –Así que debemos ir
a el mundo de los humanos ¿No?
-Creo que
sí… pero… yo –No quiso decir anda más hasta que me acerqué a él… lo admito, tal
vez me acerqué demasiado… -¡¿Qué haces?!
-Ah… yo…
nada –Se alejé tan sólo unos pocos centímetros, y él se volteó, tal vez fue mi
ilusión pero vi sus mejillas coloreadas, he de admitir que me dio risa – ¡Así soy
normalmente!
-¿Ah sí?,
¿Qué? ¿Acaso vas queriendo besar a todo aquel que se le va la idea o no quiere
decir algo?
-¿Besar?...
lo siento pero… ¿Qué es besar? –Y su cara fue francamente graciosa. Demasiado,
parecía algo exasperado y al mismo tiempo asombrado de mi ignorancia, pero es
que yo siempre me había acercado así a los demás ángeles, así podía ver bien
sus ojos y saber si tamban algo en especial.
Taka-san
sacudió su cabeza, y yo me reí y el me vio. Me perdí en sus ojos marrones como
el chocolate que tanto les gusta a los humanos. Esta vez él se acercó a mí, de
la misma manera en que yo me había acercado a él hacía tan sólo unos instantes.
Pero me sentí extraño. Yo siempre hacía eso de acercarme pero nunca nadie se
había acercado de esa manera a mí.
Sentí que
cara ardía, me sentí apenado y cerré mis ojos, él se acercaba cada vez más con
los ojos cerrados y no mostraba intenciones de detenerse… No sé qué pretendía
¿Besar era sinónimo de matar? ¿Era mi fin? Apreté más mis ojos y me esperé lo que venía, hasta comencé a
pensar que el no haberse enamorado nunca era una verdadera pena. Pero cuando
estaba a unos ya milímetros cerca de mí sentí que se detenía.
-¿Te
emocionaste? –Me dijo y luego echo a reír.
-¡Taka-san!
¿Qué ha sido eso? –Seguía muy cerca de mí, yo abrí mis ojos, pero él no se movió
ni para acercarse ni para alejarse.
-Casi… Tan
sólo casi… conoces lo que es ‘besar’… Más bien ser besado. –Soltó una risita.
Por alguna razón me sentí algo contrariado y tuve calor en mis mejillas.
Keiichiro tenía razón los demonios no son de confiar.
Me dirigí a
caminar a no sé dónde, me molestó un poco lo que intentó hacer ‘Taka-san’, pero
me detuve tras haber caminado unos siete metros ¿Dónde está el mundo humano?,
no lo sabía, pues yo jamás había salido de que se llama cielo. Al parecer
Taka-san se dio cuenta de mi ignorancia y soltó otra risa… Yo no pude más que
voltear a verlo… No podía evitarlo siempre que lo miraba se me cruzaban mis
ideas… Pero pude conseguir decir algo coherente sin que lo notase... creo.
-Taka-san –Dije
de manera cordial. Me miró y puso una sonrisa que me estaba gustando y me daba un poco de inquietud...
-¿Qué sucede?
-Am bueno…
¿Tú sabes cómo se llega al mundo de los humanos?
Puso los
ojos en blanco. “Estamos en el mundo de los humanos”, dijo, y recordé que
Keiichiro me dijo que el punto medio era el monte Fuji, lugar que se encontraba
en el mundo de los humanos. Me sentí francamente tonto.
-¿Y bien?
Suspiró y
se acercó a mí a paso ligero, se quedó a unos cuantos pasos de mí…
-Por el
momento no lo sé, se me ocurre bajar un rato allá con los humanos, fingir que
somos de su raza y… pues analizar la situación ahí, no sé qué tenemos que hacer
pero con supervisar
estar bien ¿No te parece?
-Bien.
Le seguí la
corriente y comenzamos a descender el monte en silencio, me sentí extraño,
pronto estuvimos abajo, luego señaló un poblado… habló de ir ahí, y de ser
posible a una ciudad cercana lo que me hizo pensar ¿Este sabe o que hace?,
pensé que sí, pero a decir verdad no estaba seguro.
Para cuando
llegamos a ese pueblo nos topamos con la sorpresa de ser recibidos por medio
poblado o más, todos nos hacían preguntas y yo no sabía que contestar, y al parecer
Taka-san tampoco. “Jovencito… ¿Qué hace usted aquí?” me decía una anciana
mientras que a Taka-san le decían:”¡Que guapo!, ¿Por qué no te quedas tú y tu
amigo en mi casa”. Pero el las ignoraba.
Nos asediaron
de preguntas, nos rodearon, todos querían saber de dónde veníamos y yo les iba
a decir pero Taka-san puso su mano en mi
boca, impidiéndome decir algo. Me puso sus brazos alrededor mío y siguió
caminado, lo seguí por impulso…
-Son de ‘esos’,
¡Que desperdicio! –Dijeron las chicas que nos rodeaban, poco a poco se iba
disipando el camino, para al fin poder pasar de ese poblado, seguimos
caminando.
-Tal vez
llamamos mucho la atención… -Dijo en un susurro que apenas y oí pero no se paró
ni nada, me empecé a cansar de la caminata, cuando aminoré mi paso él se
percató de mí, y me sonrió “¿Descansamos?”, me dijo aunque estoy seguro que no
estaba cansado, o al menos esa impresión me dio. Pero puso una cara tan amable
y linda que no pude evitar sonreír para él, cosa que hizo que se voltease a
otro lado, nos acomodamos en unas piedras que se encontraban en el camino.
Estuvimos
sentados un rato, vimos ya cercana una ciudad, era algo grande, bueno al menos
para mí, que nunca había visto antes una. Se veía extraña, muy distinta al
cielo. Pero la verdad… no me disgustaba para nada.
Pronto
seguimos con la travesía y estábamos tan enterados de que debíamos de hacer
como en un principio y si en algún momento me molestó no saber nada y venir a
una misión con un desconocido… Ahora no era el caso. Taka-san era muy bueno y
amable a su manera… sí lo sé es un demonio ¿Y? Con esa cara no puede pasar por
alguien malo.
Al llegar a
la ciudad causamos más alboroto que en el pequeño pueblo… No me importó la cálida
mano de Taka-san me sostenía. Me sentía seguro de mí mismo, no importaba vagar
con él o sí nos regañarían luego… Creo que me empezaba a gustar demasiado su
compañía aunque recién lo conocía y esa sensación en mi cuerpo tan cálida y nunca
antes sentida… se hacía cada vez más fuerte. ¿Qué me pasaba?
No lo sé
pero… si se siente tan bien no puede ser malo ¿Verdad?
Masuda, demonio
oscuro.
Caminamos
en silencio y mi cabeza era un nido de alborotos y dilemas que jamás había
tenido, seguía regañándome a mí mismo por casi quitarle su primer beso a este inocente
ángel ¡Valla para compañero que me tocó! Pero no puedo evitar pensar que si no
me obligo a detenerme sí que lo hubiese besado. No es nada bueno que se vea tan
inocente ese chico.
Sin embargo
tras ser acosados por muchos humanos ignorantes sentí la fuerte necesidad de
protegerlo, él era muy bello y pos consiguiente aún más inocente e influenciable
que yo… Si, admito que yo no sé mucho pero estoy cien por ciento seguro que, sé
más de esto del acoso y este tipo de comentarios que este pobre ángel que parece
haber nacido ayer.
Pronto
legamos a una ciudad y nos acosaron aún más, pero ya fue más fácil esconderse.
Tenía su mano con la mía, temía por alguna razón perderlo de vista, necesitaba
sentirlo. Nos detuvimos en algún callejón vacío, nada parecía extraño… bueno sí
todo parecía extraño, pero era obvio ¿No? Al parecer ninguno de los dos jamás
había estado por ahí antes. Sin embargo no daba la sensación de que algo andaba
‘mal’.
-Es un
mundo extraño… este el de los humanos… -Dijo el pequeño ángel.
-Tal vez
tengas razón pero para ellos sería extraño tu o mi mundo.
-Es verdad,
tienes razón –Me dijo sonriendo, seguía tomando mi mano.
-Taka-san…
¿Deberíamos disfrutar esta visita?
-¿Eh?
-Digo… es
muy probable que no regresemos a este mundo en mucho tiempo si no es que nunca…
Tal vez … deberíamos aprovechar esta oportunidad y conocer este lugar…. –Se le
notaba la ilusión tanto en a expresión de su rostro como en la nota de su
melodiosa y delicada voz, además sus ojos mostraban un brillo de curiosidad que
no dejaría pasar.
-Tal vez
tengas razón… -No pude decir más, yo también sentía curiosidad por ese mundo
tan lleno de colores, y de luz… aunque el cielo debía de tener mucha luz.
A tener los
dos un acuerdo de curiosidad nos dimos a la tarea de recorrer la ciudad, tras
unos momentos cada quien veía las cosas de su interés, no sentí el momento en
que dejé de sentir su mano, me culpo por ser descuidado.
-Yuya… ¿Ya
viste…? –Mi voz se cortó, no estaba ni atrás mío, ni a lado, me di una vuelta
para ver si no me estaba jugando alguna broma… Pero era evidente que a mi lado
no estaba. Y sentí por alguna razón… Miedo. Tal vez no del mismo tipo del que
siento cuando he hecho algo mal y Mi Señor me quiera castigar o cuando no hago
lo que debiese hacer y me vallan a reprender, un miedo distinto… Y hasta más
intenso.
-¡Yuya! –Grité,
y nadie me respondió.
Unas chicas
se acercaron. La verdad no quería hablar con nadie, me estaba angustiando de
manera extraña el no ver a ni tener cerca ese ángel que hacía unas horas no
conocía.
-¿Buscas a
alguien? –Dijeron, puse los ojos en blanco ¿Era obvio no?, ¡chicas tontas! Lo que
me faltaba… bueno tal vez estaba un poco enfadado. Me sentía impotente pero si
lo analizaba ¿A mí en que me afecta que se pierda un ángel? No lo sé… pero… No
quería averiguarlo.
-Ah… si… a
Yuya –Grandísimo idiota de mí ¿Cómo sabrían ellas quién es Yuya? –Ah, un ángel… -¡Estúpido! ¡No pueden saber de la existencia de nosotros! –Un chico que parece
ángel... esta vestido de color blanco…
Las chicas
rieron, de verdad me fastidió ¿cómo reír en un momento así? ¡Creo que he
perdido a un ángel! Pero no tardaron en contestar que habían visto a alguien ‘Vestido
de blanco’ en una tienda de instrumentos musicales… no me paré a preguntar ni
que era ‘Tienda’ ni ‘Instrumentos musicales’. Pero me fui… esas chicas no me
daban confianza.
Trate de
buscar su aura, pero el lugar era muy concurrido… ¡No debí haberlo soltado!...
Eso pensaba cuando alguien me tomo del brazo mientras iba corriendo…
-¿Eres un
demonio verdad? –Era una voz masculina, extrañamente familiar, pero no
recordaba donde la había oído. No estaba seguro si decirle la verdad. –Anda ¿Lo
eres?, no puedes mentirme… -Y tal como me dijo lo vi a los ojos, sentí fuego
pasar por sus ojos…
-Lo soy… y
¿Tú? ¿Cómo lo has sabido?
-Se nota a
leguas en tu ropa… y en tu aura… además yo también lo soy. –Me miro… sus ojos
eran casi del rojo vivo pero seguramente para los humanos normales… sus ojos eran
castaños con tendencia rojiza.
-¿Y bien?
¿Qué quieres? –Sin embargo no me daba confianza.
-Tranquilo,
¿Buscas al ángel verdad? Está en la tienda cercana de aquí… a media cuadra
-¿Puedo
confiar en ti?
-¿Por qué
no habrías de confiar? –Me sonrió… me era muy familiar, su voz… él era muy
peculiar… estaba seguro de no olvidar a alguien como el… Pero ahora no
recordaba a nadie.
-Bien… ¡Gracias!
¿Tu nombre?
-No hace
falta… pero aquí en la tierra me han dicho YamaPi… No digas que me has
encontrado, sería un problema, sólo aprovecha que te he ayudado.
Le hice
caso y me despedí con la mano… YamaPi… Seguí su dirección y ahí viendo un
artefacto extraño, pero que tomaba con entusiasmo, los demás lo miraban como si
fuese un extraño de otro mundo… Al entrar me dijo;
-¡Taka-san
mira! Me han dicho que se llama ‘Guitarra’ ¿Verdad que es un nombre extraño?
¡Pero suena genial!
-Así que no
mentía… ¡Me alegro de que estés bien! –Y sin pensarlo mucho me acerqué a
abrazarlo, me sentía francamente aliviado, no lo había perdido… para mí no
hubiese valido nada perderlo pero siento ahora mismo que tal vez hubiera
sufrido mucho si de verdad lo perdía.
Para mi
sorpresa correspondió mi abrazo… se sentía aún más cálido. Ya no lo sentía
normal.
Yuya siguió
un rato con la guitarra pero luego le miré y supo que había que irnos… No
sabíamos que habíamos ido a hacer… y aunque no lo pareciese llevábamos ahí ya
casi un día… el sol ya se ocultaba.
-Deberíamos
regresar ya… -Dijimos juntos.
Salimos de
la ciudad, como ya era oscuro cada uno desplegó sus alas, no entendía como él
podía ser tan hermoso. Atravesamos el
cielo hasta el monte y cuando estuvimos ahí descendimos…
-Creo que
ya es hora de irnos a nuestro hogar… -dijo.
-Si es
verdad… ¡Yuya!
-¿Si,
Taka-san?
-¿Nos
veremos de nuevo? –Me sentí tonto pero necesitaba saber si podría volver a ver
su rostro aunque sea una vez más…
-¿Con
seguridad?... No lo sé
No pude
evitar bajar mi mirada… Pero lo sentí cerca de mí… recuerdo mi enfado de cuando
se acercó antes así a mí… pero ahora no me molestó.
-Taka-san…
¿Recuerdas lo de ‘besar’?
-Ah... sí –dije
dudoso.
-¿Podrías
enseñarme? Digo.. Eso de ‘Besar’. Al parecer tú sabes de eso…
-¿De verdad
quieres que yo te enseñe?
-¡Claro! Sólo
tú podrías…
Me acerqué
ahora yo a él, iba directo a sus labios… Se e antojaban… Tenía el permiso de
él. Cerré mis ojos y creo que él también…
-¿Qué crees
que haces , mi pequeño Taka?
-¡Aléjate
de ese demonio, Yuya!
Dos voces,
una conocida para él y una para mí, eran el arcángel y Mi Señor Ryo. ¿Qué se
suponía debíamos hacer?
Nos
separamos antes de tocarnos siquiera, no sentí su respiración como la vez
pasada… Pero me obligaron a irme y a él también, el arcángel se veía molesto y
Mi Señor se veía francamente preocupado.
¿Qué tenía
de malo querer besar a un ángel?
ame el capi~ *O*!
ResponderEliminarse ven tan lindos esos dos~
awww~ ya quiero lemon(?) ok nu
conti~~!!
Shinku~