Estoy
enamorado y mi madre tiene la culpa, escogió ese día para tenerme, en ese
hospital precisamente hace ya diecinueve años, donde casualmente inició mi vida
y también sin que los supiese en ese momento, mi historia de amor.
Ese
día, según me contaron, mi madre compartió su habitación con otra señora que se
encontraba también embarazada, los cálculos indicaban que el hijo de esa señora
nacería ese mismo día, es decir, el mismo día que yo, mi madre al saber esto,
hizo amistad con la señora esta y su esposo, se cayeron muy bien y congeniaron
rápido, cuando por fin a ese bebé se le ocurrió nacer.
Eran
ya las dos de la tarde, y ese bebé ya había nacido, todo salió muy bien, se
encontraba bien, y a las cinco de la tarde de ese día nací yo, y he ahí un
problema que raramente nuestros padre son habían pensado, el nombre, mi madre
no sabía ni que decir, y la otra familia tampoco, así que se pidieron consejo
mutuo, siendo así que a el lo llamaron Takahisa y a mí Yuya, al tiempo no dimos
cuenta de que nos quedaron muy bien nuestros nombres.
Como
la relación entre la familia de Takahisa y la mía se dio muy bien empezaron una
serie de visitas entre ambas familias, cuando no íbamos a su casa ellos venían
a la nuestra, naturalmente Takahisa y yo nos llevamos muy bien.
La
madre de Takahisa suele decir que cuando teníamos entre dos y cuatro años hacíamos
todas nuestras travesuras juntos, y a pesar de tener la misma edad, de los dos,
yo siempre fui un poco más pequeño físicamente, entre las cosas que hacíamos
eran; rayar paredes, romper cosas sin querer, jugar en lugares ‘prohibidos’,
escondernos, recortar todo –incluidos los billetes y cosas así- jugar ene l
baño y muchas cosas que eran nuestra diversión, nos decían que, éramos como hermanos, felices
nosotros lo afirmábamos.
Por
conveniencia familiar decidimos que iríamos a la misma escuela básica, pues
habíamos cursado juntos el jardín de niños en el kínder de la vecindad, además queríamos
estar juntos, enfrentar algo nuevo juntos, como lo habíamos hecho todo hasta
ese momento.
Ambos
destacamos en el fútbol, pero creo que fue más bien por estar juntos que el
quiso ser parte del equipo de la escuela, los seis años estuvimos muy unidos
tanto en el club como en nuestro salón de clases, pues siempre tuvimos la
maravillosa fortuna de estar juntos en nuestras clases.
Al
entrar a la educación media casi nos separan, pues querían que yo fuese a un
colegio privado, sin embargo no quise ir, fue mi capricho seguir yendo a la
misma escuela de Takahisa, así que quedamos en el mismo salón de nuevo, y
curiosamente también coincidimos con algunos amigos de la educación elemental.
Recuerdo
que, fue ene primer año de este nivel cuando
a mi gran amigo Takahisa le llegó el primer amor, una adorable chica de nombre
Mariko, era muy linda y muy lista también, era el primer lugar de su clase, -no
iba en nuestro salón- recuerdo muy bien que cuando lo supe decidí apoyar
incondicionalmente a Takahisa, ¿Ese era el deber que tenía como amigo, no es
verdad?
Sin
embargo, no fue tan buena idea, pues el noviazgo no duró mucho tiempo, por
mucho fue de un mes, y ella fue quien se atrevió a cortarlo.
Y
por ese motivo yo nunca la lograre perdonar, recuerdo muy bien que, ese día
Takahisa no fue a la escuela, y por preocupación y consecuencia yo tampoco,
estuvimos toda esa mañana en mi casa, el llorando y yo consolándolo impotentemente,
me juré a mi mismo que jamás en mi vida me permitiría que yo dejase llorar a
Takahisa de nuevo así.
En
el segundo año iba todo muy bien, ocupábamos el primer y segundo lugar en
aprovechamiento alternadamente, también ese año Takahisa se cambió de equipo deportivo,
ahora estaba en básquet, dejándome a mí en mi fútbol. Fue bueno pues así yo me volví capitán del equipo y el
del de básquet, logramos buenos lugares para la escuela cuando lideramos los
equipos.
Sin
embargo estábamos separados, pero esa no fue más que la mejor cosa mala que
sucedió ese año.
Ese
año, el padre de mi amigo Takahisa falleció en un terrible accidente automovilístico,
fueron días sombríos, y mi amigo cayó emocionalmente hablando, era una
marioneta humana, sin embargo, lo ayudé como pude a superar eso, pues egoístamente
yo extrañaba verlos con su dulce y siempre reconfortante sonrisa cálida.
En
las vacaciones de invierno mis padres fueron el problema.
Tuvieron
una fuerte discusión que llegó a pelea, yo nunca pude comprender bien el por
qué, pues siempre estaban y se portaban muy cariñosos entre sí, sin embargo fue
una muy dura y fuerte pelea.
Para
no salir lastimada, y evitar también que me lastimen a mí, mi madre optó por
agarrarme con algunas cuantas cosas e irnos a casa de mi abuela, la cual vivía
muy cerca de casa, pero era un lugar seguro, ella nos recibió muy bien y con
los brazos abiertos.
Yo
recuerdo que esa noche pedí el teléfono prestado y antes de que me dieran
permiso, ya estaba marcando el número que me conocía de memoria, a él yo le
conté todo lo que pasó, lloré, le estaba contando todo a quien más confiaba, y
este me escuchó muy pacientemente, dando palabras de aliento y finalizando con
esto:
-Todo
estará bien, si de algo te sirve… yo no te dejaré nunca, así que por favor no
llores más ¿De acuerdo?, preocuparás a tu pobre familia, ve a dormir, piensa en
cosas buenas o que te gusten demasiado, mañana nos veremos, hablaremos y quiero verte sonreír ¿Esta bien?
Y
así lo hice, tal como él dijo, sólo que, curiosamente me dormí pensando en él,
y como consecuencia soñé con él, no era la primea vez, pero recuerdo bien ese
sueño, ciertamente no esperaba soñar con él pero… no me molestó en lo más
mínimo.
Levantó
mucho mi ánimo esas palabras, pues se que fueron dichas con sinceridad, y creo
que en ese momento fue cuando sucedió.
Terminamos
con honores y muchos amigos la educación media, sin embargo vino otro problema:
las mudanzas.
Mi
abuela siempre me apoyó, de lo que doy gracias, y también quería mucho a Takahisa, al cual llamaba de cariño ‘Tee-chan’,
como lo llamaban también mi madre y la de él, era un cariño mutuo, pues al no
tener abuelas que viva cera Takahisa veía a mi abuela como suya, eso aunque no
suene mu relevante lo es, ya que gracias a ella conseguimos seguir juntos.
La
madre de Takahisa quería ir a trabajar a Osaka, pues ahí ella tendría posiblemente
más oportunidades, y encontró un muy buen lugar para vivir, considerando que vivíamos
en Tokyo era un problema.
En
cambio mi madre quería probar suerte en Hokkaido, estas dos mujeres nos querían
llevar con ellas, en cuanto yo lo supe me asusté.
Tenía
15 años entonces, y mi mejor amigo de toda la vida siempre fue Takahisa, no
estaba dispuesto a dejar que nos separasen,
por mero capricho de nuestras madres; tras una muy larga discusión con ellas
obtuvimos parte de lo que queríamos, o bueno si era lo que queríamos pero con
un ligero cabio.
Nuestra
intención en un principio fue vivir juntos en alguna de las casa –la mía o la
de él, no importaba cual fuese- y estar tranquilos, pero nuestras madre son querían
que fuese así, y ahí fue cuando mi abuela entro en el asunto, pues ella misma ose ofreció a cuidarnos darnos alojo en su casa, y aunque al principio
no parecieron muy convencidas, pero aceptaron al reflexionar que seguramente
sería un verdadero lío los papeleos de traslado de colegio, uniformes y cosas
así.
-Son
la terquedad encarnada –nos dijeron en esa ocasión.
Desde
que comenzamos a vivir en la misma casa, a vernos con más frecuencia de la acostumbrada,
fue cuando me di cuenta, fue la cosa que hizo que lo que sucedió en mi
regresara y me hiciera como soy y lo que soy.
Ingresamos
al mismo instituto para variar, y para nuestra buena suerte quedamos en el
mismo grupo como en todos los años anteriores, como siempre estábamos juntos,
un día una compañera nos dijo:
-Parecen
hermanos, y si no lo son, juraría que son algo más.
Takahisa
pareció no entender, pero yo sí.
Hace
ya un año que terminamos el instituto, y estamos ahora ya en lo que es la
universidad, y hasta hace relativamente poco pude sincerarme, darme al fin
cuenta de que Takahisa había hecho mucho por mí, por mi bienestar, por mis
caprichos, y todo eso y mucho más, por eso ha hecho que hoy tenga decisión en declararme.
No
tengo miedo de decir que soy gay, pues me gusta mucho Takahisa, y sé que puedo
asegurar que es puro amor y cariño, pues desde hace ya tiempo que siento esto
por el, sólo que, nunca lo había admitido.
Hace
diecinueve años nacíamos, hace cinco sé lo que siento por él, hoy es nuestro cumpleaños,
hoy es quince de noviembre, fecha que siempre celebramos juntos, sin excepción.
-Taka…
-Dime
–Yo callé, dudé y lo besé.
Un
beso sencillo, un rose, pero correspondido.
-¡Feliz
cumpleaños! –dijimos juntos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario