Capítulo
3
Y antes de
que yo dijese algo en contra, el mesero sonriente se fue, yo estaba impactado y
él… ¡Tan tranquilo!, pero ¡Qué fresco!, ¿Cómo puede decir algo así y estar tan normal
tras decirlo? Ahora el jugaba con la canastilla de pan, reía de una renuente
pieza que no quería permanecer erguida, debió notar el shock en el que estaba
pues luego levanto su mirada.
Me miraba
confundido y tarde en darme cuenta de que esperaba que yo dijese algo ¿Qué
rayos quería que dijese? ¿‘Gracias por pedir el postre por mí’?, si como no,
nos miramos directamente a los ojos, en silencio.
-¡Sabía que
eran una adorable pareja!
Los dos nos
sorprendimos ante tal comentario, esa el mesero sonriente con lo que era ‘nuestro’
postre, mi entrometido acompañante solo sonrió, nos dejaron el postre, y yo
seguí mudo de sorpresa pero para aumentarlo se soltó otro comentario:
-El amor no
tiene límites, me alegra que ustedes se lo demuestran tan abiertamente
¿¡Qué tipo
de camarero era ese?!, ¿¡cómo puede actuar tan fresco?! Y… ¿¡Cómo esta eso de
que parecemos pareja?! Imposible, yo… el... Bueno yo a el… no lo soporto y el a
mí… bueno no se que rayos el piense de
mí, pero dudo MUCHO que sea algo como o incluso parecido al AMOR, y si fuese
así… sería tan… ¡RARO!, obvio no digo asqueroso pues yo adoro a Nakamaru, así
que ese tipo de afecto no me da asco, pero… ¡¿Cómo y por qué el entrometido no
le dijo nada?! ¡¿Por qué yo no dije nada al respecto?! , en mi cabeza se
libraba un bombardeo de preguntas sin respuesta, y por alguna extraña razón no
lograban transmitirse al exterior, esto es tan… poro usual, me fastidia.
-El
camarero es alguien muy expresivo ¿No lo crees?
Habla
tranquilo, jugando con una cucharita especial para comer postres, sonríe, el es
como un niño pequeño o algo así, pues parece no entender la situación,
disfrutando de una salida con sus padres o algo así ha de pasar por su cabeza,
d la impresión de no captar la idea de que los comentarios del mesero no son
más que raras indirectas hacia nosotros, ¿O es que yo les estoy dando más
importancia de la debida? ¡Dios estoy hecho un lio!
No le
contesté y tomé mi cucharilla…estaba por tomar un poco del pay de fresas con
kiwi cuando…
-¡Ah!, no…
eso ¡Esta aquí! ¡No, Ah!! –el entrometido daba casi gritos.
Valiente me
salió este chico, había visto un bicho que estaba alegremente paseándose por el
restaurante sin ninguna preocupación y si molestar a nadie, ¿Por qué cuando
algo te da miedo lo ves con más facilidad que los demás? ¿Por qué tienes tanta
suerte para verlo si te asusta?, la verdad yo no lo sé, pero esto era la prueba
de eso, y para ser sincero me iba a burlar de el pero lo sentí en mi brazos, me
estaba abrazando, ocultaba su cara en mi pecho, y por reacción yo también lo
abracé.
Nos
quedamos así unos instantes, seguía asustado y pues al verdad no era tan
incomodo, despedía un olor agradable su cuerpo, un camarero despistado piso sin
darse cuenta a la amenaza, se lo avisé al que me abrazaba con fuerza y
persistencia que tenía en brazos, y este tras comprobar mis palabras con la
mirada, me soltó lentamente, sentí un ligero vació, además como estaba de
distraído, al no tener su contrapeso, casi me caigo.
-¿Estas
bien? –me dijo jalándome de la manga de mi chaqueta.
-Si eso
creo… y tú ¿el bicho y ano te molesta? –quise recalcar su miedo, pero luego me
sentí mal por ello, moví el brazo del que me agarraba para indicarle que me
soltara y así lo hizo, pase mi mano por la mesa y tiré mi cucharita de postre.
-Lo siento…
yo… lo lamento, no debí comportarme así por algo como eso.
-Ya no te
preocupes, todos tenemos miedos –Yo quería burlarme de el, ¿por qué le decía
eso?
Pero mi
preocupación era otra ¿Cómo rayos comería mi postre ‘compartido' si mi cucharita
en acto suicida se cayó al piso?
-¿Comemos?
-Am… si...
pero
Cuando
lo sentí, la cuchara que el tenía en sus manos se dirigía a mi boca –que milagrosa
y afortuna mente –se encontraba entreabierta, recibí pues en mi boca un poco de
pay y kiwi, estaba delicioso, pero esta atónito ante la acción de Masuda, sacó
la cuchara de mi boca y esta vez tomo un poco del pay con fresas y él se lo comió.
Repitió
la acción y lo único que yo hacía era abrir mi boca, masticar y esperar a que
el me volviera a dar una ración, turnaba los bocados para que también probara el
kiwi tanto como las fresas, el pay llegó a su fin, el último bocado fue para
mí.
-¿Pero
qué…?
-Tego,
Maru y yo solemos compartir así la comida, pensé que como…
-Eres
extraño – ¿Comer a sí con Maru?, este ya se ganó enemigo, bueno no, pero ¿Cómo se
atreve a hacer eso con mi Maru?
-¿Eh?,
bueno –ríe– puede que sí, pero es genial que pueda compartir esta costumbre
contigo…
-¿EH?,
¿Es que ya has intentado compartir esta costumbre?
-Mm,
con Nishikido-kun y no me fue muy bien…, con Yamashita-kun y digamos que no termino la cosa como lo
esperaba… -dudó y continuó – y bueno ahora que lo pienso sólo con ustedes lo he
intentado.
-Sigo
en lo mismo, eres extraño y…
Ahora
el metía helado de vainilla en mi boca, y otra vez fue turnando los bocados hasta
que se acabó el helado, esta vez el último bocado fue para el…
-Podríamos
haber pedido otra cucharilla…
-Es
verdad, pero ha sido genial darte de comer
-….-Me
quede sin palabras.
¡Hey!,
él me dio de comer a mi, en todo casi de que alguien le diera de comer al otro…
sería yo a él, puesto que yo soy mayor que el, me humilló de nuevo sin que el
ni yo nos diéramos cuenta de eso.
Decidimos
ya marcharnos de ahí, el pidió la cuenta al pícaro y metiche mesero y este nos
las dio amablemente, recordé que yo había invitado, así que me tocaba pagar, y
además ¡No dejaría que alguien menor que yo pagase mi comida!
Sin
embargo, me ayudó a pagar un poco menos de la mitad pues fue muy insistente en
ello, tras pagar salimos de ese lugar y nos decidimos pasear por toda aquella
plaza comercial, que por extraño que fuese, estaba lleno de parejas.
-Hey,
¿Por qué querías salir hoy?
-Mm…
-lo agarré desprevenido –en verdad no quería salir en sí.
-Explícate
-Tenía
la impresión hasta hace –mira el reloj de la plaza –dos horas y media que no te
caía bien, creía que no te caía bien y básicamente quería saber el por qué.
Dudó
en continuar, pero que chico tan perspectivo me salió, se dio cuenta de que no
me cae nada bien, ¡Que listo es!, pero que indirecto, pudo preguntarme antes, y
así nos podríamos haber evitado todo este teatrito, pero el continuó:
-Creo
que me equivocaba ¿No? Creo que nos llevamos bien ¿Cierto?, deberíamos repetir
la salida de hoy ¿No te parece? –Me malinterpretó, pero yo ando de idiota:
-Si,
sería genial –Mi estúpida boca debería preguntarme antes de decir cosas como
esa, ¿Tendrá voluntad propia?
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