lunes, 31 de octubre de 2011

¿En qué se convierten los celos? (Cap 3/11)

Me he tardado, y lo siento, pero bueno... no exijan demasiado, llevo varios al mismo tiempo, y no me he olvidado del YamaChii, hasta termiando ya esta, pero necesito apsarlo al Pc, debo ahcerlo, epro ya le debpia la contí a Sara-chan y pues bueno ahora lo traigo~!!



Capítulo 3

Y antes de que yo dijese algo en contra, el mesero sonriente se fue, yo estaba impactado y él… ¡Tan tranquilo!, pero ¡Qué fresco!, ¿Cómo puede decir algo así y estar tan normal tras decirlo? Ahora el jugaba con la canastilla de pan, reía de una renuente pieza que no quería permanecer erguida, debió notar el shock en el que estaba pues luego levanto su mirada.

Me miraba confundido y tarde en darme cuenta de que esperaba que yo dijese algo ¿Qué rayos quería que dijese? ¿‘Gracias por pedir el postre por mí’?, si como no, nos miramos directamente a los ojos, en silencio.

-¡Sabía que eran una adorable pareja!

Los dos nos sorprendimos ante tal comentario, esa el mesero sonriente con lo que era ‘nuestro’ postre, mi entrometido acompañante solo sonrió, nos dejaron el postre, y yo seguí mudo de sorpresa pero para aumentarlo se soltó otro comentario:

-El amor no tiene límites, me alegra que ustedes se lo demuestran tan abiertamente

¿¡Qué tipo de camarero era ese?!, ¿¡cómo puede actuar tan fresco?! Y… ¿¡Cómo esta eso de que parecemos pareja?! Imposible, yo… el... Bueno yo a el… no lo soporto y el a mí…  bueno no se que rayos el piense de mí, pero dudo MUCHO que sea algo como o incluso parecido al AMOR, y si fuese así… sería tan… ¡RARO!, obvio no digo asqueroso pues yo adoro a Nakamaru, así que ese tipo de afecto no me da asco, pero… ¡¿Cómo y por qué el entrometido no le dijo nada?! ¡¿Por qué yo no dije nada al respecto?! , en mi cabeza se libraba un bombardeo de preguntas sin respuesta, y por alguna extraña razón no lograban transmitirse al exterior, esto es tan… poro usual, me fastidia.

-El camarero es alguien muy expresivo ¿No lo crees?

Habla tranquilo, jugando con una cucharita especial para comer postres, sonríe, el es como un niño pequeño o algo así, pues parece no entender la situación, disfrutando de una salida con sus padres o algo así ha de pasar por su cabeza, d la impresión de no captar la idea de que los comentarios del mesero no son más que raras indirectas hacia nosotros, ¿O es que yo les estoy dando más importancia de la debida? ¡Dios estoy hecho un lio!

No le contesté y tomé mi cucharilla…estaba por tomar un poco del pay de fresas con kiwi cuando…

-¡Ah!, no… eso ¡Esta aquí! ¡No, Ah!! –el entrometido daba casi gritos.

Valiente me salió este chico, había visto un bicho que estaba alegremente paseándose por el restaurante sin ninguna preocupación y si molestar a nadie, ¿Por qué cuando algo te da miedo lo ves con más facilidad que los demás? ¿Por qué tienes tanta suerte para verlo si te asusta?, la verdad yo no lo sé, pero esto era la prueba de eso, y para ser sincero me iba a burlar de el pero lo sentí en mi brazos, me estaba abrazando, ocultaba su cara en mi pecho, y por reacción yo también lo abracé.

Nos quedamos así unos instantes, seguía asustado y pues al verdad no era tan incomodo, despedía un olor agradable su cuerpo, un camarero despistado piso sin darse cuenta a la amenaza, se lo avisé al que me abrazaba con fuerza y persistencia que tenía en brazos, y este tras comprobar mis palabras con la mirada, me soltó lentamente, sentí un ligero vació, además como estaba de distraído, al no tener su contrapeso, casi me caigo.

-¿Estas bien? –me dijo jalándome de la manga de mi chaqueta.

-Si eso creo… y tú ¿el bicho y ano te molesta? –quise recalcar su miedo, pero luego me sentí mal por ello, moví el brazo del que me agarraba para indicarle que me soltara y así lo hizo, pase mi mano por la mesa y tiré mi cucharita de postre.

-Lo siento… yo… lo lamento, no debí comportarme así por algo como eso.

-Ya no te preocupes, todos tenemos miedos –Yo quería burlarme de el, ¿por qué le decía eso?

Pero mi preocupación era otra ¿Cómo rayos comería mi postre ‘compartido' si mi cucharita en acto suicida se cayó al piso?

-¿Comemos?

-Am… si... pero

Cuando lo sentí, la cuchara que el tenía en sus manos se dirigía a mi boca –que milagrosa y afortuna mente –se encontraba entreabierta, recibí pues en mi boca un poco de pay y kiwi, estaba delicioso, pero esta atónito ante la acción de Masuda, sacó la cuchara de mi boca y esta vez tomo un poco del pay con fresas y él se lo comió.

Repitió la acción y lo único que yo hacía era abrir mi boca, masticar y esperar a que el me volviera a dar una ración, turnaba los bocados para que también probara el kiwi tanto como las fresas, el pay llegó a su fin, el último bocado fue para mí.

-¿Pero qué…?

-Tego, Maru y yo solemos compartir así la comida, pensé que como…

-Eres extraño – ¿Comer a sí con Maru?, este ya se ganó enemigo, bueno no, pero ¿Cómo se atreve a hacer eso con mi Maru?

-¿Eh?, bueno –ríe– puede que sí, pero es genial que pueda compartir esta costumbre contigo…

-¿EH?, ¿Es que ya has intentado compartir esta costumbre?

-Mm, con Nishikido-kun y no me fue muy bien…, con Yamashita-kun y  digamos que no termino la cosa como lo esperaba… -dudó y continuó – y bueno ahora que lo pienso sólo con ustedes lo he intentado.

-Sigo en lo mismo, eres extraño y…

Ahora el metía helado de vainilla en mi boca, y otra vez fue turnando los bocados hasta que se acabó el helado, esta vez el último bocado fue para el…

-Podríamos haber pedido otra cucharilla…

-Es verdad, pero ha sido genial darte de comer

-….-Me quede sin palabras.

¡Hey!, él me dio de comer a mi, en todo casi de que alguien le diera de comer al otro… sería yo a él, puesto que yo soy mayor que el, me humilló de nuevo sin que el ni yo nos diéramos cuenta de eso.

Decidimos ya marcharnos de ahí, el pidió la cuenta al pícaro y metiche mesero y este nos las dio amablemente, recordé que yo había invitado, así que me tocaba pagar, y además ¡No dejaría que alguien menor que yo pagase mi comida!

Sin embargo, me ayudó a pagar un poco menos de la mitad pues fue muy insistente en ello, tras pagar salimos de ese lugar y nos decidimos pasear por toda aquella plaza comercial, que por extraño que fuese, estaba lleno de parejas.

-Hey, ¿Por qué querías salir hoy?

-Mm… -lo agarré desprevenido –en verdad no quería salir en sí.

-Explícate             

-Tenía la impresión hasta hace –mira el reloj de la plaza –dos horas y media que no te caía bien, creía que no te caía bien y básicamente quería saber el por qué.

Dudó en continuar, pero que chico tan perspectivo me salió, se dio cuenta de que no me cae nada bien, ¡Que listo es!, pero que indirecto, pudo preguntarme antes, y así nos podríamos haber evitado todo este teatrito, pero el continuó:

-Creo que me equivocaba ¿No? Creo que nos llevamos bien ¿Cierto?, deberíamos repetir la salida de hoy ¿No te parece? –Me malinterpretó, pero yo ando de idiota:

-Si, sería genial –Mi estúpida boca debería preguntarme antes de decir cosas como esa, ¿Tendrá voluntad propia?

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